Las fuerzas de seguridad libanesas utilizan gas lacrimógeno, cañones de agua y balas de goma para dispersar a los manifestantes, quienes ya han intentado asaltar el edificio del Parlamento.
Las protestas en el Líbano comenzaron en el octubre de 2019 tras la introducción de una serie de nuevos impuestos. Los libaneses salieron a las calles para expresar su descontento con el estancamiento económico y con la corrupción. Más tarde lograron que el Gobierno renunciase.
Las últimas protestas fueron provocadas por la tardanza en formar un nuevo Gobierno.