El 26 de julio de 2017, opinaba que Twitter no era para debatir. En dicha opinión hablo de que muchos nos hemos equivocado al considerar Twitter como una plaza de debate digital, el ágora de los antiguos griegos, o el Senado de la vieja Roma de Julio César, porque no es así.
En ese entonces, tomé como principal razón para afirmar que Twitter no es para debatir el hecho de que la red social del pajarito azul tan solo permitía la publicación de tuits de 140 caracteres. Es decir, apenas se debía publicar una oración gramatical, pero en muchos casos omitiendo algunas letras. La cuestión era muy complicada, sobre todo en español, un idioma que parece el más locuaz e impreciso del mundo, pero que es nuestro destino, al decir de Jorge Luis Borges.
Con todo, las redes sociales muchas veces practican el autoritarismo, son demasiado antidemocráticas. Digo más, las redes sociales son sordas.
Facebook e Instagram cierran cuentas de modo repentino y sin previo aviso. Deberían de detenerse un poco para revisar si sus actuaciones son una falta de respeto, si violan el derecho a la libertad de expresión y el debido proceso. Para las redes sociales es como si no existiera lo que los abogados llaman el principio de presunción de inocencia.
La del servicio de prensa del presidente de Siria, Bashar al Asad, fue cerrada de Twitter cuando publicó fotos de la visita del mandatario ruso, Vladímir Putin, a Damasco, capital siria. Para cumplir con las sanciones de Estados Unidos, Instagram y Facebook han eliminado las publicaciones en apoyo a Soleimani.
Si Facebook, Instagram, Twitter y demás redes sociales no permiten ni promueven el debate y la libertad de expresión, ¿son redes sociales o antisociales?