Un meteorito que cayó en Australia en 1969 alberga un secreto: contiene en su interior el material más antiguo de la Tierra. Pero, ¿cómo apareció este material?
La respuesta está en las estrellas antiguas cuyas partículas, al morir, se esparcieron por el espacio. Se trata de los llamados granos presolares o polvo de estrellas, que se incorpora a estrellas, meteoritos, lunas y planetas nuevos.
La antigüedad de estos granos se determina midiendo cuánto tiempo estuvieron expuestos a los rayos cósmicos. Tal y como quedó recogido en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, estos rayos pueden transformar la materia que encuentran y crear nuevos elementos: cuanto más tiempo esté la materia expuesta a ellos, más elementos se crean.
Es como "poner un balde en una tormenta. Suponiendo que la lluvia sea constante, la cantidad de agua que se acumula en el balde te dice cuánto tiempo duró", comparó el autor principal de la investigación, Philipp Heck, profesor asociado de la Universidad de Chicago.
Pero esto no es todo. Philipp Heck está seguro de que hay otros materiales presolares aún más antiguos en Murchison y en otros meteoritos, solo que "no los hemos encontrado todavía". Este hallazgo reaviva uno de los grandes debates de la astronomía: ¿las nuevas estrellas se crean a un ritmo constante? A ese respecto, Heck señaló que el hecho de que ahora tengan "evidencia directa de un período de formación estelar mejorada en nuestra galaxia hace 7.000 millones de años con muestras de meteoritos" es uno de los grandes hallazgos de su investigación.