"Fue un diálogo muy abierto y constructivo, eso ayuda; mientras tanto nuestra relación con el Gobierno es muy buena", dijo el jefe adjunto de la delegación en Bolivia de la UE, Jörg Schreiber, tras reunirse con la canciller Karen Longaric.
La delegación de la UE calificó el martes pasado esas expulsiones de "medida extrema e inamistosa".
El gobierno instalado en Bolivia desde el 12 de noviembre echó también a la embajadora de México, María Teresa Mercado, quien defendió al retornar a su país su decisión de acoger tras el golpe de Estado de noviembre, en su sede diplomática, a varias altas autoridades de la pasada Administración de Evo Morales.
Las expulsiones ocurrieron tras un incidente en el que la policía boliviana impidió que agentes de seguridad de la Embajada española ingresaran a la residencia mexicana, denunciando que estos funcionarios participarían en un supuesto plan de fuga de los bolivianos refugiados, a quienes La Paz se niega a dar salvoconductos.
Según Schreiber, los representantes europeos plantearon a Longaric la conveniencia de "bajar la tensión y ratificar el compromiso de colaboración de la UE con Bolivia".
El jefe adjunto de la delegación de la UE añadió que esa cooperación se repetirá en las elecciones generales previstas para el primer semestre de este año, cuya convocatoria se espera para los próximos días.
Los nuevos comicios fueron acordados por los partidos representados en el Parlamento con objeto de reponer el orden constitucional en Bolivia tras la crisis que siguió a las elecciones de octubre, que enmarcó la renuncia forzada de Morales, la autoproclamación de Áñez y la anulación de esos comicios.