Tiempo después, el psicoanalista se encuentra en la calle con un amigo del paciente y le pregunta por él. Este le responde: "¿A quién se refiere? ¿Al que murió comido por un cocodrilo hambriento que se escondía bajo su cama?".
La gente se movilizó, simplemente, por la desigualdad. La injusticia de la desigualdad. El Gobierno de Piñera es un mal psicoanalista. Es, en realidad, un sobreideologizado economista que siente que si sus ideas no se corresponden con el mundo, peor para el mundo. No puede entender ni aceptar que su manual de economía haya dejado de funcionar. El problema es que ese psicoanalista dogmático es el presidente de Chile y que arriba de la cama estamos todas y todos los que no queremos que nos siga comiendo el hambriento cocodrilo de la desigualdad.
Se necesita también un pacto social con el sector empresarial. Se requiere, en efecto, de un nuevo acuerdo fiscal. Cobrar más impuestos directos, más impuestos al sector financiero, al mismo tiempo que bajar los impuestos indirectos (como el IVA) y todos aquellos que por ser regresivos solo empeoran la situación.
En síntesis, necesitamos un nuevo contrato social que derive en un nuevo modelo, ni tan distinto al anterior. Es hacer crecer la torta, pero, al mismo tiempo y no después, hacer crecer también la cuchara con la que se reparte esa torta. Un país más justo necesita ser más desarrollado. Esa relación, es el progreso.