El problema de los refugiados no se resuelve "bloqueando sus barcos" sino "vaciando los campos de detención en Libia", apuntó el pontífice, al recibir a los refugiados que trajera el pasado 2 de diciembre a Roma desde la isla griega de Lesbos.
En palabras del obispo de Roma, las muertes de los refugiados en las aguas del Mediterráneo fueron causadas por la injusticia, porque "es la injusticia lo que obliga a muchos migrantes a abandonar sus tierras, es la injusticia lo que los obliga a cruzar los desiertos y sufrir abusos y torturas en los campos de detención, es la injusticia que los rechaza y los hace morir en el mar".
Francisco dijo a los invitados que los mismos socorristas aprenden de la humanidad de las personas que salvan y en cada misión "redescubren la belleza de ser una gran familia humana, unida en la fraternidad universal".
Además, el pontífice denunció el papel de los traficantes de seres humanos que "maltratan a los migrantes, sin temor a revelar connivencia y complicidad con las instituciones".