"Con 107 votos a favor y 1 en contra, se aprueba el Protocolo Modificatorio al T-MEC y dos acuerdos paralelos", dijo en la tribuna Fernández, al final de varias horas de discusión del documento firmado por los tres Gobiernos el pasado martes 10 de diciembre en el Palacio Nacional mexicano.
Esos temas fueron introducidos por la oposición del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes de EEUU, que junto con el Parlamento canadiense no ratificaron el T-MEC original este año, como sí lo hizo el Senado mexicano el 19 de junio pasado.
En materia laboral, el documento de 74 páginas prevé el bloqueo de las exportaciones de empresas que incurran en una violación laboral hasta en tres ocasiones.
Además, deja intacta la regla de origen para el componente de aluminio en autos y camiones fabricados en Norteamérica, que únicamente podrá se reexaminada en 10 años más, a partir de la ratificación.
El procedimiento sobre controversias laborales se activaría 85 días después de una denuncia, si en ese lapso no rectifica el país donde se presume una falta al pacto.
En materia sindical, los mecanismos de rectificación se aplicarán "siempre que una parte considere que a los trabajadores de una instalación se les niega el derecho de libre asociación y negociación colectiva".
Además, establece un periodo de transición de siete años para que el 70% del acero utilizado en los autos sea fundido en la región norteamericana, como exige EEUU.
Cuando sea ratificado por los legislativos de Canadá y EEUU, el T-MEC reemplazará el antiguo Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que en enero próximo cumpliría 26 años.
Antes de la votación, el representante mexicano en las tratativas y vicecanciller para Norteamérica, Jesús Seade, se reunió con senadores de las comisiones para explicar el documento y promover su ratificación.
Seade negoció el documento anexo al T-MEC con sus contrapartes, Robert Lighthizer de EEUU, y Chrystia Freeland de Canadá, que llegaron México el 10 de diciembre para firmarlo.