Las viejas prácticas se quedaron tatuadas en esos viejos y mañosos expriistas que ahora son de Morena. El viejo priismo, el que muchos odiaban, buscó refugio en el partido político que más ha crecido gracias a una sola persona: Andrés Manuel López Obrador.
El antiguo presidencialismo de Echeverría y de López Portillo fueron los que marcaron a México por su corrupción, sus caprichos y por sus decisiones que hicieron tener un estancamiento económico fatal para los siguientes gobiernos priistas.
Pareciera que el presidente López Obrador aprendió de la vieja guardia, de los viejos presidentes que tomaban decisiones con populismo y demagogia.
Pareciera que se legisla sola y únicamente para el presidente, no para el pueblo mexicano.
Por eso hago la pregunta que se encuentra en el título: ¿estamos en el PRI de los dinosaurios o en 2019?
Me consta que estamos en el año 2019, pero vivimos y nos gobierna un grupo de personas que nos están llevando a esos años de los dinosaurios de la vieja guardia.
Andrés Manuel López Obrador ha prometido un cambio con la llamada Cuarta Transformación de México, pero en términos reales y a un primer año de su Gobierno, pareciera que no vamos a una cuarta, sino a una primera transformación.
Los cuentos chinos en decir que "ya se acabo la corrupción; somos diferentes; no mentir, no robar" no se los traga uno y los digiere, sino que lo hacen recordar a los clásicos y cansados speeches de los 70 y los 80.
Vivimos en un 2019, en el cual todavía hay muchos dinosaurios y fantasmas que nos recuerdan al PRI de antaño.
Notas finales: ¿La visita de la delegación estadounidense a Palacio Nacional tiene algo que ver con la sorpresiva salida del país de Evo Morales?
¿Evo Morales fue el factor clave para que Donald Trump no catalogara a los carteles mexicanos como grupos terroristas?
La política no tiene coincidencias, sino solo órdenes y cosas por lo oscurito.