Cuando las personas tienen las arterias coronarias obstruidas, en general se les recomienda como tratamiento el stent —una pequeña malla en forma de tubo que sirve para desibstruirlas— y, en los casos más graves, la cirugía de bypass.
De los 5.000 participantes se registraron 145 muertes en los que fueron tratados con stent y bypass, y 144 en los que recibieron medicación, por lo que no hubo diferencias. En cuanto a número de ataques cardíacos, se registraron 276 en el grupo tratado con métodos invasivos, contra 314 en los que recibieron fármacos.
"El estudio se presentó recientemente en el Congreso Americano de Cardiología y es muy interesante porque está realizado por el Gobierno, no hay un patrocinio de la industria detrás, lo que enriquece y fortalece los resultados", dijo el médico argentino Miguel Schiavone, médico cardiólogo, miembro de la Fundación Cardiológica Argentina.
Es en estos casos en los que se podría realizar un tratamiento en base a fármacos, que además de menos invasivo, es menos costoso que los bypass y stents. Estos se aplicarían solo en situaciones de emergencia.
"No es que una cosa viene a desplazar a la otra, lo que sugiere la investigación es evaluar qué pacientes tienen una lesión significativa, por lo que necesitan stent o cirugía, y cuáles no la tienen y pueden probar con un método farmacológico", concluyó Schiavone.