El encuentro, celebrado en la sede del Ministerio de Defensa de Israel, en Tel Aviv, no consiguió nada más que críticas mutuas entre los dos líderes.
Gantz aseguró que Netanyahu, acusado por la Fiscalía General del Estado de fraude, cohecho y abuso de confianza por tres casos de corrupción, estaba centrado en sus propios problemas legales y su deseo de garantizarse inmunidad parlamentaria de cara a su juicio.
Netanyahu, por su parte, dijo que Gantz sucumbe a la presión de su compañero de partido, Yair Lapid, para no sumarse a un ejecutivo con el Likud.
Según publica este 4 de diciembre el diario israelí Maariv, en una columna de Ben Caspit, Netanyahu "no ha estado negociando de buena fe con Azul y Blanco".
Lieberman señaló que miembros de la Knéset (Parlamento israelí) le pidieron que ingresara en un Gobierno de derechas para evitar que Israel vaya a unas terceras elecciones.
Representantes de Azul y Blanco no están seguros de si Lieberman está sopesando la opción verdaderamente o la está usando para presionarlos.
Si ningún miembro de la Knéset logra obtener el apoyo de 61 diputados para formar un Gobierno de coalición antes del 4 de diciembre que viene, el Parlamento se disolverá y los israelíes se verán obligados a volver a las urnas.