El legado del gran Martín Karadagián, héroe de los jóvenes que crecieron mirando el show de lucha libre Titanes en el ring por TV entre 1962 y 1988, volvió a la vida gracias al rescate de su hija Paulina, quien armó un renovado equipo de más de 20 gladiadores y acróbatas para relanzar la licencia y romper con todos los prejuicios.
Lucha actualizada para los tiempos modernos
Karadagián contó que la idea detrás de crear nueva camada buscaba alejarse de lo fantasioso, mitológico y los estereotipos para centrarse en personajes que tengan nombre y apellido (ficticios) o pseudónimos que representen un concepto, un estilo, aunque algunos íconos como el Caballero Rojo y las momias blanca y negra no podían faltar, como guiño para los padres.
"Lo que sí me animé fue a que las mujeres también luchen y la verdad que fue un golazo [éxito]. La última vez, hicimos una lucha intergénero, donde hombres y mujeres pelearon juntos. Fue muy técnica, con ocho personas arriba del ring y duró 35 minutos. Por primera vez en Argentina lo que solo había visto en México: ganaron los malos pero la gente se paró a aplaudir", narró Karadagián.
Sergio 'Billy Jim' Ventrone, director técnico del equipo, cuenta que el diferencial de esta nueva ola de Titanes es, por un lado, que mientras antes los luchadores pasaban más tiempo entre agarres y llaves, ahora se transformó en un espectáculo más acrobático y aéreo.

"El secreto de todo esto es aprender a caer. Cuando un luchador hace una mortal de adentro del ring hacia afuera tiene una caída de dos metros y medio", contó a Sputnik Ventrone, quien arrancó su carrera como luchador en 1972, cuando todavía era adolescente, y debutó en Titanes en el ring bajo el mote de Super Pibe.
Billy Jim explicó que el luchador actual tiene que tener muy buena preparación física y entrenar mucho, no alcanza con ser macizo y pesado, algo más adecuado a las exigencias estéticas de una generación de catchers que construyen y nutren a sus personajes a través de las redes sociales.

Sergio Winkelman es el preparador físico y el hombre detrás de uno de los míticos personajes enmascarados que fueron recuperados de la vieja escuela de Titanes en el ring. "Preferimos formar de cero, son muy pocos con experiencia, porque es un producto nuevo. Hoy no ves una troupe de catch que haga las cosas que hacemos nosotros, con nuestra metodología. Tenemos un grupo espectacular", dijo a Sputnik.
Bienvenidos al universo de Titanes en el ring
En este espacio se ingresa al mundo de lo posible. No hay nombres reales, solo personajes. Lo auténtico acá es amor por el catch, una disciplina que mezcla destreza y fuerza física con acrobacia y actuación, un espectáculo que lleva al terreno del cuadrilátero un universo donde se enfrentan el bien y el mal. Entretenimiento puro.

Nikka Bykov, viene de una familia de bailarines rusos, de donde provienen su disciplina, rigurosidad y estoicismo. "Empecé a bailar a los seis años y de ahí nunca más paré. El ballet, formando parte de mi entrenamiento, me sigue brindando esa agilidad. Nikka se pone competitiva, se pone peleadora, hace lo que sea para cumplir con sus objetivos", dijo con mirada altiva.

Micky Santos es una mezcla de playboy y aspirante a popstar. Cuenta que fue descubierto por 'Billy Jim' en Miami, donde vivía sin preocupaciones más que navegar en yate. "Me dijo: 'vos tenés buen lomo, ¿no querés venir a luchar?' '¿A luchar?', le dije, 'yo solo sé tirarme al agua'. Pero me entrenó y hoy soy uno de los mejores luchadores de 'Titanes en el ring'", contó con sonrisa de galán.

Roxy Rox se describe como "puro amor". Deportista desde los cinco años en equipos de vóley y handball, ingresó al mundo de la lucha a los 20 años cuando comenzó a hacer artes marciales. "Estuve toda mi vida acostumbrada a entrenar en alto rendimiento y me pareció que esto lo superaba. Tenés que saber saltar, tener fuerza, ser ágil, usar las cuerdas, pegar, patear, recibir y dar una toma; es hipercomplejo", aseguró, antes de despedirse haciendo con las manos un corazón sobre su pecho.

Enigma 17 se considera a sí mismo "la cara de la lucha libre en Argentina. Soy el mejor luchador técnico del país de los últimos 10 años, no lo digo yo, lo dicen todos. Y si tienen alguna duda me googlean", dijo sin ocultar la soberbia pícara.

Krystalia es pragmática, amoral y calculadora. "No tengo amigos, ni lado bueno ni lado malo. Busco solo lo que me conviene, si este grupo gana, voy por ahí, si gana el otro, me voy por allá", confesó casi sin inmutarse.

Vlad Ivanoff "es un tipo bueno, humilde, muy competitivo. Dicen que hago trampa, dicen que soy sucio, pero no", dice de sí mismo. Es uno de los pocos personajes que tiene un enganche con el pasado, en línea directa con aquel Gitano Ivanoff del viejo Titanes, que heredó su lado oscuro y su astucia, explica.

Markus Turm es de ascendencia alemana y su altura y porte imponen aun más que sus palabras. "Vengo en busca de competencia y para enfrentarme a las leyendas de Titanes en el ring. Mi personalidad es errática, cambiante. Ahora estoy tranquilo pero cuando entró al ring soy agresivo y deseo ganar a cualquier costo", sentenció.
"Además de ser luchador tenés que ser catcher, y el catch tiene mucho de actuación, de ser convincente, de registro e improvisación, entre ellos y con el público. Es todo teatro, cada lucha tiene un inicio, un desarrollo y un desenlace. Esto es un gran cuento y cada lucha es un capítulo", resumió Karadagián.