Hace unas semanas Australia está en alerta por los terribles incendios que están azotando los estados de Nuevo Gales del Sur y Queensland, en la costa este del país, al norte de la ciudad de Sídney.
Además de por su magnitud —se quemaron más de un millón de hectáreas— llamó la atención que comenzaran a principios de noviembre, cuando la temporada de incendios en el país va de diciembre a marzo.
"Los incendios de este año son verdaderamente excepcionales en todos los sentidos. Primero por el momento en el que se producen y segundo por su virulencia, el área quemada es desorbitada para lo que es un año normal y se produjo por las condiciones de sequía tan severas", explicó el español Victor Resco, profesor de incendios que trabajó tres años en la Universidad de Western Sydney.
Para el especialista, la causa que originó el incendio "es indiferente", lo alarmante es que se expanda de esta forma. Esto sucede porque la vegetación, el principal combustible del fuego, se encuentra extremadamente seca debido a que el país tuvo un invierno caluroso y con escasas lluvias.
Otro gran riesgo para las personas es el humo, que actualmente ha alcanzado a la ciudad de Sídney, y cuyas partículas pueden generar problemas respiratorios, de irritabilidad en los ojos y un aumento en el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
¿Cambio climático o un incendio más?
Según Resco, en Australia se quema el 6% de su territorio cada año, ubicándose en segundo lugar detrás de África en donde se quema el 17%. En América del Sur y Europa, por ejemplo, solo se quema un 1% anual.
Sin embargo, hay situaciones que escapan de lo normal como los incendios ocurridos en 2009 en el estado de Victoria, luego de la denominada sequía del milenio, entre 2000 y 2010. Estos son los mayores de los que se tiene registro, pero los de este año que van en camino de superarlos.
¿Australia se quedará sin invierno?
De continuar las tendencias en el aumento de la temperatura, esta estación del año podría dejar de existir para 2050. El país es uno de los más afectados por el cambio climático, sin embargo, es uno de los que menos contribuye para combatirlo ya que se encuentra entre los cinco con mayor cantidad de emisiones de CO2 per cápita.
"La atribución al cambio climático es evidente porque son incendios que se deben a sequías acumuladas durante un período muy largo. Todavía no son los peores pero esto no ha acabado, acaba de empezar. En marzo podremos evaluar si ha sido o no la peor estación de incendios", concluyó.