En entrevista con Notimex, José Antonio Ocampo Cervantes, jefe del proyecto del Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC), detalló que el hábitat del Ambystoma mexicanum se ve sumamente impactado además por "el cambio de uso de suelo, de agroquímicos, la introducción de especies tróficas y los contaminantes provenientes de aguas domésticas e industriales".
"Considerando que un metro con cincuenta centímetros es la medida más profunda que tenemos registrada, entonces se ha perdido aproximadamente un 25% del agua", precisó Ocampo Cervantes.
"Eso sí es un problema porque entre menos volumen de agua tienen, los canales pierden la capacidad de retención de calor, provocando un cambio en las condiciones fisicoquímicas del agua y afecta no solamente al ajolote, sino también a las especies que habitan en estos lugares", detalló el especialista.
En un primer censo realizado por la UAM en 1988 se contabilizaron aproximadamente 6.000 ajolotes por kilómetro cuadrado (km2); cuatro años después, un segundo conteo realizado esta vez por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dio un resultado de mil ejemplares.
Otro de los problemas a los que se enfrenta esta especie es la serie de modificaciones genéticas que la vida en cautiverio pensada para su comercialización ocasiona, el ajolote rosa es uno de los ejemplos, su coloración no permitiría que, en el caso de una supuesta reinserción a su medio, sobreviva.
"No es el genotipo original, es decir no son las características que debiera haber en vida silvestre. Estos ejemplares rositas o doraditos, que son los que llaman mucho la atención cuentan con un problema de tipo genético, pues son manifestaciones de cruzas endogámicas [apareados entre ejemplares de la misma línea sanguínea]", dijo Ocampo Cervantes.
El ajolote es un anfibio solitario que habita principalmente en aguas lénticas o de nulo movimiento, se desarrolla en la parte lodosa del fondo, a temperaturas que oscilan entre los 10 a 18 grados centígrados (°C), su coloración natural tiende a ser grisácea o marrón con pequeñas manchas de color gris.
Además, pueden llegar a medir hasta 30 centímetros de largo, las hembras seleccionan al macho con el que se van a aparear y pueden poner hasta 1.800 huevos en las temporadas más frías.
El CIBAC cuenta con una de las colonias más grandes, con más de mil ejemplares originales de la región que a comparación con otros centros de investigación son ejemplares originarios de la zona, algunos de ellos tienen más de 16 años de edad.
Parte del registro de avistamiento de esta especie en su forma silvestre es realizado en conjunto con chinamperos de los canales, quienes al encontrar huevos o especímenes dan aviso a los investigadores.
El ajolote mexicano está protegido por la norma NOM-059-2010-SEMARNAT, la cual le brinda un cuidado especial al listarla como Especie Amenazada o en Peligro de Extinción, a pesar de esto en algunos mercados de la Ciudad de México es comercializada como especie rara, aunque su valor no llega a sobrepasar los 500 pesos por ejemplar.