De acuerdo con los informes policiales, el menor pesaba apenas 7,7 kg, cuando el peso promedio para un niño de su edad es de 10,8 kilogramos.
Sheila O'Leary, la madre del menor, se percató el 27 de septiembre que el pequeño no respiraba y que estaba frío. Rápidamente, el padre, Ryan, intentó reanimarlo, pero al ver que todos los intentos eran fallidos, llamó a emergencias.
La autopsia determinó que su muerte fue causada por complicaciones desencadenadas a partir de una desnutrición severa, así como deshidratación, microesteatosis hepática (hígado graso) y un ligero edema (hinchazón) de manos, pies y piernas.
Tanto Sheila como Ryan, quienes fueron arrestados el 6 de noviembre, se enfrentan a cargos por homicidio negligente agravado y cuidados negligentes con daños corporales por otros tres hijos que estaban a su cargo, quienes también presentan una grave desnutrición.