Por más de una década, Resolution Copper ha intentado lograr el control del territorio donde están los yacimientos, una tierra que es sagrada para varios pueblos indígenas incluyendo las tribus apache de San Carlos y Yavapai, que la utilizan como lugar de reunión, de ceremonias y de entierro.
"Esta no es solo una lucha apache o indígena, es una lucha para salvar a toda la creación. Esperamos que el Congreso frene esto, a Resolution Copper se los puede parar porque somos un movimiento espiritual. Tomaremos esto y resistiremos la maldad del Congreso (de EEUU). Tenemos espiritualidad y vivimos con la bendición del creador. El creador tiene una gran parte en esta lucha", dijo a Sputnik la activista Vanessa Nosie, la hija mayor del líder tribal Wendsler Nosie, de los apache de San Carlos.
Una de las áreas amenazadas es Oak Flat (Chi'Chil'Ba'Goteel en apache), un lugar cultural sagrado para los indígenas estadounidenses y que fue incluido hace cuatro años por un grupo conservacionista en la lista de áreas históricas en peligro en EEUU.
"Al profanar (Oak Flat), al eliminarlo para siempre, se afectará a la próxima generación y los lazos con este lugar religioso. Lo que Resolution Copper quiere hacer causa miedo en todas las naciones indígenas de este país", dijo Nosie, quien también se desempeñó como presidente y miembro del consejo tribal.
Las tribus subrayan la llamativa ausencia de reacciones por parte de círculos religiosos de EEUU sobre la lucha de los apaches contra Resolution Copper debido al significado espiritual que tiene la tierra; Nosie la comparó con los sitios cristianos y afirmó que lo sagrado de sus templos no es diferente a lo que sienten los nativos.
"El Gobierno de EEUU ha intentado un genocidio total. Nos encarcelaron, nos pusieron en campos de concentración. Desde nuestro pasado hasta el presente, nada ha cambiado. El sistema es aún el mismo, siempre usan el divide y vencerás. Aún nos quieren divididos y conquistados", aseguró.
Efectos negativos
Para el jueves 7 se esperaba que el Gobierno emitiera un informe final de impacto ambiental del proyecto Resolution Copper en un área de tierras públicas a unos 48 kilómetros de Phoenix, la capital de Arizona, y a 257 kilómetros al norte de la frontera con México.
Como resultado, se permitió a Resolution Copper hacerse con casi 971 hectáreas de tierra federal en el Bosque Nacional del Tonto a cambio de unas 2.023 hectáreas de otros lugares en Arizona.
Además de zonas de ese bosque, las tribus indígenas intentan proteger otras áreas que se verán afectadas por el proyecto minero que incluyen Oak Flat, el Cañón del Diablo y el Salto Apache, un importante sitio histórico en el que 75 guerreros apache prefirieron arrojarse desde un acantilado antes que ser capturados por la caballería de EEUU en la década de 1870.
Según el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, por su sigla en inglés), estos sitios históricos y tierras sagradas se ubican sobre los mayores yacimientos de cobre sin explotar del mundo, que se estima contienen una reserva de 1.700 millones de toneladas métricas con un promedio de 1,52% de cobre.
Representantes de Resolution Copper dicen que el proyecto extraerá unas 132.000 toneladas diarias de roca del yacimiento, que se encuentra a 2.133 metros bajo tierra.
Además, la extracción de cobre puro del depósito de mineral requerirá de 24,6 millones adicionales de agua cada año, lo suficiente para abastecer a más de 65.000 hogares o a la mitad de las viviendas de Temple, un suburbio de Phoenix, según el diario East Valley Tribune.
Río Tinto afirma que no solo respeta la cultura tribal sino que cree que el proyecto minero impulsará la economía local.
Su portavoz Dan Blondeau dijo a Sputnik que "es nuestra meta trabajar juntos para preservar la cultura nativa. Además, queremos trabajar juntos para generar empleos directos, capacitación, educación y oportunidades comerciales para las empresas de propiedad indígena que durarán por décadas".
La historia muestra que el Gobierno negoció y firmó hasta 500 tratados con pueblos indígenas e incumplió casi todos.
Según los acuerdos, los indígenas debían ser tratados como naciones autónomas, pero eso no sucedió; las reservas fueron dirigidas por agentes blancos de la Oficina de Asuntos Indígenas, quienes prohibieron las lenguas nativas y su religión.
En las últimas décadas, las reservas indígenas establecieron sus propios gobiernos y con ejércitos de abogados lucharon por los derechos establecidos en los tratados, y en muchos casos ganaron.
Estela de desastres
La desconfianza de los indígenas, que en algunos casos han jurado dar su vida para asegurar que Resolution Copper no se haga del control de los territorios sagrados, y de grupos activistas que se sumaron a la resistencia contra la explotación de tierra nativa surge también de los antecedentes de Río Tinto con socios como BHP Billiton.
En 2007, Nosie dijo a un comité del Congreso que el pueblo apache bajo ninguna circunstancia apoyaría el proyecto.
El líder apache subrayó que la mina Greens Creek en Alaska, propiedad de Río Tinto y de otras dos compañías, sería el segundo productor de residuos tóxicos del estado "con 26 millones de kilos de químicos tóxicos en un año y violando la Ley de Agua Potable 391 veces".
Del otro lado el mundo, añadió, residentes de Papúa Nueva Guinea demandaron a Río Tinto por violaciones al derecho internacional incluyendo crímenes contra la humanidad vinculados a su operación de una mina a gran escala.
"Se dice con frecuencia que la historia es una profecía. En este caso, la conducta histórica de Río Tinto y BHP Billiton no da ninguna garantía de que estas compañías mantendrán su promesa de proteger el Salto Apache, o en todo caso, proteger el ambiente y respetar la cultura tradicional y los valores religiosos del pueblo apache", dijo Nosie.
Río Tinto trabaja con aluminio, cobre, diamantes, oro, minerales industriales, mineral de hierro y uranio en 35 países de seis continentes.