Las hormigas encerradas en un búnker fueron descubiertas en 2013. Parecían provenir de un nido situado encima de una tubería de ventilación. Cuando las hormigas cayeron por la tubería quedaron sepultadas en el búnker que en un tiempo sirvió como almacén para armas nucleares.
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— The Warax. 🦛💨 (@iAmTheWarax) November 5, 2019
Tres años después, en 2016, un equipo de científicos polacos liderado por Wojciech Czechowski comenzó a estudiar el comportamiento de estos insectos, pertenecientes a la especie Formica polyctena. No tenían acceso al mundo exterior, ni a las fuentes de luz y alimentos, pero su número siguió aumentando, informa Newsweek.
Se descubrió que las hormigas se alimentaban de los cadáveres de sus compañeras de nido, esto es lo que garantizaba la supervivencia de la colonia.
Para comprobar si la colonia abandonaría su hábitat, los científicos construyeron una salida del búnker. Un año después, se descubrió que casi todas las hormigas, casi un millón de insectos, habían escapado del mismo.
Los resultados del estudio de esos ingeniosos animales fueron publicados en la revista Journal of Hymenoptera Research.