Antes de la guerra civil de 2011, Libia extraía hasta 1,6 millones de barriles de petróleo al día. El país ocupa el primer lugar en África y el quinto en la OPEP por sus reservas probadas. Tras la caída del Gobierno de Muamar Gadafi, la producción se redujo tres veces.
Las partes del conflicto interno en Libia trataron de establecer el control sobre los oleoductos, ya que los ingresos del petróleo durante la guerra siguieron siendo la principal fuente de los presupuestos.
De esta manera, muchas compañías extranjeras de petróleo y gas que llegaron a Libia durante el Gobierno de Gadafi suspendieron sus operaciones solo durante las peores batallas. Por su parte, Total (Francia) y ENI (Italia) funcionaban a la perfección todo el tiempo.
Campos petroleros en Libia
Tras violentos enfrentamientos entre facciones rivales en Libia, en 2014 se estableció el poder dual.
Desde el 2016 en Trípoli funciona el Gobierno de Unidad Nacional presidido por Fayez Sarraj. Su gabinete de ministros fue reconocido internacionalmente como legítimo.
El Gobierno oriental no fue reconocido por la comunidad internacional que impuso sanciones que prohibían comprar petróleo en el este del país.
Los disturbios en Libia afectaron a los principales consumidores de petróleo libio entre los cuales están Europa, EEUU y China.
El oro negro que une a Libia
El impase petrolero obligó a las empresas extranjeras de petróleo y gas a buscar las formas de eludir las sanciones.
Según los compromisos tomados, todos los acuerdos de petróleo y gas se hicieron en nombre del Gobierno de Sarraj. A Haftar se le ofreció una parte sustancial de las ganancias.
Tras el acuerdo se ampliaron los proyectos de producción y refinación de petróleo de las compañías extranjeras. El sector energético recibió inversiones.
"Es necesario dejar la industria energética al margen de todos los conflictos políticos y militares", afirmó entonces Mustafa Sanalla, director de la Corporación Nacional de Petróleo y Gas de Libia.
Sin embargo, las sanciones contra el Gobierno oriental seguían y la guerra en Libia continuaba todo este tiempo.
La ofensiva contra Trípoli
Según los compromisos acordados, Jalifa Haftar se encontró en la situación de dependencia del Gobierno de Unidad Nacional, opinó Kudriashov.
"Todos los contratos de exportación de petróleo están concentrados en las manos de Sarraj", afirmó.
Para el experto, la incapacidad de vender directamente recursos energéticos controlados se ha convertido en un escollo para Haftar cuando lanzó una ofensiva en Trípoli. El experto cree que el Ejército Nacional Libio solo atacará Trípoli después de haber recibido garantías de reconocimiento del extranjero.
Por su parte, en las batallas por la capital, la ventaja militar estaba del lado de Sarraj, opinó Kiril Semionov, el director del Centro de Investigaciones Islámicas del Instituto de Desarrollo Innovador.
La principal causa de la retirada de las fuerzas del mariscal Haftar no eran los esquemas petroleros, sino la falta de ventaja militar, aseguró.
"Los grupos armados de Misurata que apoyaron al Gobierno de Sarraj eran capaces de retomar los puertos petroleros de Haftar en la primavera. Esto es bastante real incluso hoy en día. Pero no necesitan hacerlo. Haftar todavía no puede vender petróleo por su cuenta", dijo el experto.
La paz en Libia, fuera del interés de todos
La situación en torno al petróleo libio es beneficiosa para todos y nadie está interesado en resolver el conflicto, aseguró Stanislav Kudriashov.
"Las compañías europeas y estadounidenses compran petróleo con un gran descuento. Si el precio medio en el mercado mundial es de 60 dólares por barril, las autoridades libias en condiciones de inestabilidad se complacen en venderlo por 30 dólares por barril", señaló.
"¿Quién rechazaría un petróleo tan barato, incluso si la paz y la estabilidad en Libia están en juego?" se preguntó Kudriashov.
La misma opinión la comparte Kiril Semionov, alegando que en las condiciones actuales todas las partes de la confrontación se están beneficiando de los recursos energéticos.
Asimismo, admite que la paz en Libia podría traer aún más beneficios para el país.
"Si la confrontación entre los Gobiernos del este y del oeste en Libia termina, la infraestructura energética será estimulada para la modernización. Los inversores invertirán sin miedo en nuevos oleoductos", declaró.