Los científicos del consorcio ENIGMA (siglas inglesas de mejora de la genética de la neuroimagen mediante metanálisis) recopilaron décadas de escaneos cerebrales de más de 1.700 individuos diagnosticados con trastornos del espectro autista y de más de 1.800 sin este diagnóstico. El estudio fue publicado en Nature Communications.
Estas diferencias resultaron no depender demasiado del sexo del paciente, de su medicación o de su coeficiente intelectual. Como no depende de ninguno de estos factores, es más probable que haya algo en los cerebros autistas que explique que los hemisferios sean tan simétricos. Algunas de las diferencias, por ejemplo, se detectaron en las áreas cerebrales que trabajan con más intensidad en los momentos de reposo y descanso.
El autismo es una condición que altera la capacidad de una persona para socializar, comunicarse con los demás y procesar estímulos. Teniendo en cuenta la complejidad de la enfermedad, resulta difícil identificar las diferencias neurológicas que la caracterizan y definen.
A pesar de que los resultados del estudio son relevantes, las diferencias que se han hallado en los cerebros de estos pacientes no son concluyentes, de modo que hará falta realizar más estudios, según han recalcado los autores de la investigación.