"No quieren reconocer [las recientes elecciones], quieren hacer un golpe de Estado para que nuevamente vuelvan las políticas del FMI y del Banco Mundial", dijo el gobernante en un acto de entrega de un proyecto de riego en un municipio rural del departamento de Cochabamba (centro).
Morales, quien ganó los comicios bolivianos del pasado 20 de octubre, enfrenta una ola de protestas que se iniciaron contra un presunto fraude electoral y han derivado en un movimiento cívico que ahora exige su renuncia y la convocatoria a nuevas elecciones.
El primer presidente indígena de Bolivia, quien gobierna desde 2006, afirmó que la oposición protesta en nombre de la democracia pero en el fondo busca cambiar el modelo económico "antineoliberal" vigente durante los últimos casi 14 años de "proceso de cambio".
Aseguró que ese proceso recuperó la soberanía, los servicios básicos como "derechos humanos" y nacionalizó la economía, lo que ha permitido que Bolivia sea líder en crecimiento económico en Sudamérica y produjo un drástica reducción de la extrema pobreza.
"Aquí no solo se trata de Evo, del triunfo de las elecciones, se trata de defender un política de liberación del pueblo, un programa nacional de desarrollo (...), no aceptan que los movimientos sociales, indígenas y campesinos podemos gobernar mejor que ellos", añadió Morales.
El presidente boliviano hizo estas afirmaciones mientras la oposición parecía dividida al cumplirse 12 días de protestas luego de que el movimiento liderado por comités cívicos regionales rompiera con el expresidente Carlos Mesa (2003-2005) y lanzara su apuesta por nuevas elecciones.
El expresidente guardó silencio tras los cabildos populares del 31 de octubre, en los que el movimiento cívico declaró independencia política.
Morales insistió en que el rechazo de la oposición a la auditoría de la OEA —que está acompañada por observadores de España, México y Paraguay y de otros organismos internacionales— sería parte del supuesto golpe en marcha.
"Ahora que viene la OEA a revisar [los opositores] dicen ya no queremos auditoría, ni segunda vuelta, queremos anular las elecciones. Tienen mucho miedo democrático a esa unidad de sectores, obreros y campesinos que hicimos", dijo.
La ciudad más afectada por el paro era Santa Cruz, cuyo líder ultraderechista Luis Fernando Camacho parece constituido en el principal representante del movimiento cívico nacional.