El candidato opositor se plegó así a la posición de los denominados Comités Cívicos, que incluso desde antes de la primera vuelta realiza movilizaciones contra el presidente, Evo Morales, y su partido Movimiento Al Socialismo (MAS).
Sin embargo, y pese a los reparos iniciales, Carlos Mesa había comprometido su apoyo a la auditoria propuesta por la OEA para zanjar la polémica sobre si era o no necesario un balotaje.
Pero tras la confirmación de que la organización comenzará este jueves 31 una auditoría con carácter vinculante y con la que el Gobierno de Evo está de acuerdo, Mesa finalmente dijo que no la respetará.
"Estamos en un momento en el que se quiere no solo desacreditar la victoria del presidente sino que han pasado a una fase golpista", dijo a Sputnik el ministro de la Presidencia de Bolivia, Juan Ramón Quintana.
"No cabe la menor duda que este es un golpe financiado por EEUU. Han aprendido a mover muy bien sus fichas, especialmente para sostener toda una narrativa contra el Gobierno, para articular a los actores y con mucho financiamiento para desplazarse territorialmente", denunció Quintana.
Consultado sobre los objetivos que persiguen estas movilizaciones, el entrevistado dijo que básicamente son dos.
Por un lado "quebrar este proceso de transformación liderado por un indígena", que permitió que Bolivia se desarrollara y creciera al mismo tiempo de incluir socialmente a millones de desplazados históricos, "sin seguir las fórmulas tradicionales de los Gobiernos neoliberales tutelados por el Fondo Monetario".
"El otro objetivo que hay en este golpe es contener el efecto dominó de caída de los gobiernos neoliberales en la región, los aliados de Washington", resumió Quintana.
El ministro también destacó que Morales tiene "un discurso antiimperialista inclaudicable", lo cual lo ha convertido "después de Fidel y de Chávez, en el enemigo público número uno de Washington".