A diferencia de los Urales, aquí las muertes misteriosas ya se cuenta por docenas. La mayoría tuvo lugar en la década de 1990 y principios de los 2000. En aquella época, tres o cuatro personas desaparecían cada año cerca de la aldea de Shugózero. Más tarde encontraban sus cuerpos.
Los periodistas del periódico Komsomólskaya Pravda en San Petersburgo fueron a Shugózero para intentar saber más sobre la situación.
En el departamento de la Policía local, les contaron que el accidente más chocante lo protagonizó un tractorista local. Tras pasar tiempo con unos amigos, el joven se dirigió a su casa atravesando el pantano donde poco más tarde desaparecería. Lo encontraron pocos días después.
"Fue hace unos 20 años. Era un tipo joven, sano. Tiró todo lo que llevaba mientras caminaba: la chaqueta estaba en un lugar y el mono, en el otro. Su cuerpo fue encontrado en una zanja. Parecía como si estuviera nadando en el barro. Por la autopsia se supo que su estómago estaba lleno de barro. Nadie podía entender por qué se lo estuvo comiendo", comentaron en la Policía.
¿Hipotermia más alcohol?
Las fuerzas del orden no creen que el caso sea ningún misterio y atribuyen lo sucedido al consumo excesivo de alcohol y a una hipotermia.
Otras hipótesis
Según Serguéi Nikitin, especialista de la Oficina de Medicina Forense de Moscú, la razón detrás del extraño comportamiento de estas personas podría haber sido la entrada de ciertas sustancias tóxicas en su organismo. Estas podrían haber causado fiebre y confusión. Las víctimas empezaban a sufrir de un calor insoportable, se arrancaban la ropa y tenían tanta sed que acababan chupando tierra mojada.
A juicio del experto, se trata de toxinas animales o vegetales: unas plantas, un hongo o una serpiente.
Serguéi Trifonóvich, investigador del Instituto de Farmacología y doctor en Biología, cree que la culpa la Rhododendron tomentosum, una especie de planta que emite a la atmósfera aceites esenciales con un efecto intoxicante. Esos aceites causan mareos severos y hacen difícil desplazarse.