Los investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Richmond construyeron un pequeño auto de plástico transparente equipado con un sistema de navegación que consistía de tres palancas de cobre, con las que los roedores podían manejar el vehículo.
Luego, los científicos colocaron más dulces en otras partes de la jaula. Por su parte, los animales —que tenían clases de manejo cuatro días a la semana— tardaron entre uno y nueve meses para recorrer una distancia de 1,1 metros y conseguir la recompensa.
Al analizar las heces de los roedores-pilotos, los investigadores llegaron a la conclusión de que contenían niveles más bajos de la hormona corticosterona, asociada con el estrés. Al mismo tiempo, registraban niveles elevados de la hormona dehidroepiandrosterona (DHEA), que se encarga de la resiliencia.
La autora principal del estudio, Kelly Lambert, explicó al portal New Scientist que las ratas "aprendieron a navegar el automóvil de formas únicas y se involucraron en patrones de dirección que nunca habían usado para llegar finalmente a la recompensa".
"Creo que son más inteligentes de lo que la mayoría de la gente percibe que son y que la mayoría de los animales son más inteligentes de maneras únicas", concluyó.
Los científicos sugieren que el hallazgo podría contribuir a una mejor comprensión de cómo aprender cosas nuevas alivia el estrés y cómo las condiciones neurológicas y psiquiátricas afectan nuestras capacidades mentales.