"Debido al contexto y las problemáticas evidenciadas en este proceso electoral, continuaría siendo una mejor opción convocar a una segunda vuelta", dijo el informe preliminar presentado en conferencia de prensa por el jefe de esa misión, el excanciller costarricense Manuel González.
El informe y el mismo González en declaración posterior, evitaron calificar como fraude varias deficiencias que la misión dijo haber detectado antes, durante y después de la votación dominical, en la que el presidente Evo Morales buscaba ganar un cuarto mandato consecutivo.
A falta de una mayoría absoluta de votos, Morales ganaría la reelección si logra al final más del 40% de los votos válidos, con una diferencia de al menos diez puntos porcentuales sobre Mesa, según la Constitución boliviana.
El informe de la OEA no tocó el lado jurídico de su propuesta, enfocándose en cambio en la "alta tensión política y social, como calificó a la situación que vive Bolivia por las protestas callejeras y paros regionales en rechazo a la eventual reelección de Morales, quien gobierna desde 2006.
Esa tensión abarca al "clima de polarización, la desconfianza en el árbitro del proceso electoral y la falta de transparencia de su accionar", resumió el informe.
La misión de observación informó que tomó nota de las quejas de la oposición contra la habilitación de Morales como candidato, en contradicción con la Constitución y un referéndum, así como los argumentos con los que el Gobierno justificó esa candidatura.
El informe señaló también la alta participación ciudadana en la votación, aunque observó debilidades en los sistemas de seguridad del manejo y almacenamiento de los materiales electorales.