Interesada en trabajar de forma colectiva, China realizará seguramente sus proyectos de infraestructura, pero tendrá que conciliar una gran variedad de intereses para lograr sus ambiciosas iniciativas.
Al buscar conciliar los intereses de sus miembros, la colaboración del BAII con las instituciones multilaterales se interpretó como un intento de conseguir la aprobación de todos sus miembros para sus primeros préstamos. En este contexto, el banco tiene un largo camino por recorrer en ir concretando el financiamiento de sus proyectos de infraestructura y conseguir su propia autonomía financiera. Su capacidad financiera resulta abismal, ya que podrá prestar una cantidad total de 250.000 millones de dólares.
En contraste con las demás instituciones multilaterales, los préstamos del BAII no demandan medidas regresivas para sus miembros, de suerte que sus créditos se volvieron mucho más atractivos en el Sudeste Asiático. Los proyectos de infraestructura, que serán financiados por el banco, estarán estrechamente vinculados con la economía china, con lo cual las ganancias económicas serán considerables para los países asiáticos.
Por otro lado, el gran reto del BAII es lograr la utilización del yuan tanto en la recepción de sus fuentes de financiamiento como en el otorgamiento de sus préstamos. Para ello, el Gobierno chino necesita todavía conseguir el apoyo de los países integrantes de la organización financiera, ya que solamente 17 miembros pidieron la autorización para que sus instituciones financieras pudieran recibir pagos denominados en yuanes.
En este sentido, el banco recaudará por primera vez sus fondos en dólares en los mercados financieros a mediados de 2018. Con la emisión de bonos en dólares, el BAII conseguirá un financiamiento a costos reducidos por la sobreabundancia de liquidez en los mercados financieros. A través de esto, el banco comenzará a construir una sólida confianza entre la comunidad financiera internacional, al cumplir con sus primeros pagos con sus acreedores internacionales, para que pueda financiarse después por medio de yuanes.
Ante el creciente protagonismo de la moneda china, el poderío del dólar se vería debilitado como resultado del creciente número de instituciones financieras del primer mundo, que opten realizar sus transacciones financieras en yuanes. Todas estas transacciones denominadas en la moneda china crearía una fuerte conexión entre los centros financieros más importantes del mundo (Londres, Fráncfort, París, entre otros) y Hong Kong, que sería imposible de romper incluso para Estados Unidos.
Al aceptarse el yuan como medio de pago, la inversión transfronteriza de las empresas multinacionales chinas en la moneda china también puede ganar mucha fuerza en los países de la Ruta de la Seda, en los cuales China realizará inversiones en obras de infraestructuras. Para realizar esta labor, el Gobierno chino está invirtiendo en líneas de transporte, parques industriales y vías de suministro de energía que, sin duda alguna, tienen el potencial de hacer escalar a la moneda china entre las más usadas en Asia.
Los miembros del BAII se verán así beneficiados por el mercado de futuros de petróleo de China, ya que varios países, entre ellos Rusia, Venezuela e Irán, sortearán mejor las posibles sanciones económicas de Washington sobre sus ventas de crudo a las empresas estadounidenses. Por si fuera poco, el gigante asiático ya tiene la capacidad, al convertirse en el principal importador de petróleo, de proporcionar un mercado importante a los países petroleros, y con ello suplir la pérdida de ventas en Estados Unidos.
Por otra parte, el éxito de las operaciones del banco depende principalmente de la concreción de las grandes obras de infraestructura de la Ruta de la Seda. Al tener el banco prohibido financiar proyectos en territorios disputados por dos o más naciones, una cantidad de proyectos se encuentra detenido o bien avanza con lentitud a causa de los conflictos territoriales entre China y varios países que integran la organización financiera.
En el caso del Corredor Económico China-Pakistán, la ruta comprende la construcción de carreteras, líneas de ferrocarriles, oleoductos y gasoductos, que provocarán una modernización de la infraestructura en Pakistán. Además, la importancia geoestratégica de la ruta es fundamental para China, ya que permitirá el transporte de petróleo y gas proveniente de Oriente Medio y África, evitando pasar por el estrecho de Malaca, donde Estados Unidos ejerce un control militar capaz de asestar un golpe letal contra la economía china
Al pasar por una parte del estado pakistaní de Cachemira, la construcción del corredor está obstaculizada por la oposición de India, que disputa vehemente dicho territorio con Pakistán. Si el Gobierno de Narendra Modi se empeña, a pesar de los grandes beneficios de la ruta comercial, en boicotear el corredor entre Pakistán y China, solamente terminará por aislarse de la nueva expansión económica de Asia.
¿Por qué el mundo le debe agradecer a China por la Iniciativa de la Franja y la Ruta? 👇 https://t.co/QAP4g1UrZZ
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) September 16, 2019
Aunque existen dificultades para realizar sus operaciones, el BAII está avanzando en la implementación de sus iniciativas haciendo que China se vuelva el motor de las economías asiáticas. Pero lo fundamental es que los proyectos del banco, comandados por el Gobierno de Xi Jinping, también darán un fuerte soporte para que el resto del mundo pueda apoyar su crecimiento económico con el florecimiento de Asia.