"Las organizaciones de la sociedad civil brasileña manifiestan su profunda y grave preocupación por la candidatura brasileña al Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas para el trienio 2020-2022", dice un manifiesto firmado por más de 190 entidades.
Brasil está llevando a cabo un "desmonte" de las políticas en favor de los derechos humanos y su actuación en el Consejo hasta ahora ha sido "nociva" e "hiperpolitizada", dijo a Sputnik la activista Camila Asano, coordinadora de programas de una de las organizaciones más activas en este boicot, Conectas.
La participación de Brasil en el órgano con sede en Ginebra (Suiza) ha estado marcada por diversas polémicas, como cuando la representante del Gobierno de Jair Bolsonaro se enfrentó verbalmente al exdiputado Jean Wyllys, destacado activista LGTBI y autoexiliado en Europa tras la llegada al poder del actual presidente.
Precisamente los grupos de la diversidad sexual están entre los más activos a la hora de presionar a los países para que no voten a favor de Brasil en las elecciones que se celebran el 16 de octubre, explicó a Sputnik la presidenta de la Asociación Brasileña de Gays, Lesbianas y Transexuales, Simmy Larratt.
"Por primera vez tenemos un Gobierno que no solo es omiso, sino que va en contra de determinadas pautas (…) no es algo que afecte solo a la población LGBTI, es un Gobierno que no respeta los espacios democráticos, que tiene diversas prácticas fascistas que no caben en un lugar como ese", criticó.
Asano y Larratt recordaron que, al margen del trabajo diario que la delegación brasileña realiza en Ginebra, juegan en contra de la candidatura de Brasil las continuas polémicas generadas por el presidente Bolsonaro.
"No podemos esperar ninguna postura sensata de un Gobierno como este, que es completamente irracional, por eso estamos denunciado a Brasil en todos los espacios", comentó Larratt.
El Consejo de Derechos Humanos tiene 47 lugares para otros tantos países, elegidos para mandatos de tres años, con elecciones divididas regionalmente.
Este movimiento también debilita las opciones brasileñas, según Asano.
"La candidatura de Brasil ya era frágil por todas las incoherencias del Gobierno de Bolsonaro, pero tener a otro candidato expone aún más esa fragilidad (…) el capital diplomático de Brasil es cada vez menor, está siendo visto casi como un paria", resumió la activista.
Sputnik intentó obtener reacciones de los ministerios de la Familia, la Mujer y los Derechos Humanos, y de Relaciones Exteriores, que declinaron hacer declaraciones.