"Puedo confirmar que antes de final de año pediré la transferencia de poderes que anclará la legalidad del referéndum fuera de toda duda", prometió a los delegados.
El Ejecutivo escocés requiere autorización de Westminster para organizar un plebiscito secesionista que puede conducir al desmembramiento del Reino Unido.
La consulta anterior de 2014, que resultó en la victoria de la unión con el 55% de votos, se llevó a cabo con el consenso del entonces Gobierno conservador de David Cameron.
Sturgeon dirige un gobierno autonómico minoritario y obtuvo el apoyo de los representantes del Partido Verde en el Parlamento de Edimburgo para sacar adelantes cuestiones relacionadas con los preparativos del llamado IndyRef2.
La legislación autonómica está prácticamente aprobada, aunque falta confirmar la fecha del referéndum que Sturgeon se ha comprometido a celebrar el año próximo.
"Para Escocia, la esperanza se asienta en ser una nación independiente", dijo en Aberdeen.
La victoria del Brexit en 2016, pese al voto mayoritariamente opuesto del electorado escocés, ha alimentado la causa independentista.
La perspectiva de un divorcio sin acuerdo entre Londres y Bruselas o la marcha británica de los mecanismos comerciales comunitarios elevan la intención de voto a favor de la separación del resto del Reino Unido en los sondeos de opinión en Escocia.