"Consideramos que es imposible lograr una solución política mientras haya grupos terroristas y extremistas que no creen en el Estado y cuya ideología consiste en que todos los que son infieles hay que cortarles la cabeza", dijo Haftar.
Agregó que "el primer paso hacia cualquiera solución política es acabar con estos grupos, obligarlos a deponer las armas".
"Es lo que estamos haciendo. Luego, los libios podrán comenzar un diálogo con calma, comodidad y, finalmente, alcanzarán una decisión política en un tiempo récord", subrayó.
El mariscal también declaró que el ENL podría tomar el control de la ciudad de Trípoli durante uno o dos días con la ayuda de armas pesadas, pero no quiere hacerlo ya que pretende evitar víctimas civiles.
"Podemos terminar esta guerra en uno o dos días con el uso de armas pesadas, pero esto conducirá a la destrucción de la ciudad y grandes bajas entre la población civil", dijo.
Subrayó que el ENL "pone la seguridad de la población y la ciudad por encima de todo, porque el propósito de esta operación es liberar la capital, no destruirla".
El comandante acusó además al Consejo Presidencial del Gobierno de unidad nacional, presidido por Fayez Sarraj, de cumplir las órdenes de los terroristas.
Afirmó que varios miembros del consejo pertenecen a grupos terroristas y todas sus declaraciones son preparadas por los terroristas, mientras que el papel del Consejo "se reduce a firmar una declaración y hacerla pública".
Embargo de armas
Además, Jalifa Haftar llamó a la comunidad internacional a levantar la prohibición de suministrar armas a este país árabe.
"Necesitamos armas para combatir el terrorismo y proteger las fronteras, prevenir la migración irregular y el contrabando, proteger nuestra patria de cualquier ataque. Por lo tanto, el embargo al suministro de armas al ejército nacional debe levantarse de inmediato", dijo Haftar a Sputnik.
La falta de nuevas armas hace prolongar el conflicto, señaló.
Haftar expresó la esperanza de que Rusia contribuya al levantamiento del embargo, pero reconoció que se necesitaría el consenso de la comunidad internacional.
"Por supuesto, Rusia puede desempeñar un papel eficaz para que se cancele el embargo de armas, pero para aprobar una resolución es necesario contar con la mayoría de los votos en el Consejo de Seguridad de la ONU, así como que no se aplique el veto. Entendemos que la cuestión del embargo no es fácil y requiere el consenso de la comunidad internacional", añadió.
Al mismo tiempo, el mariscal señaló que los grupos terroristas que operan en Libia continúan recibiendo armas pese a las sanciones.
"Cabe señalar que, a pesar del embargo, una variedad de armas se entregan abiertamente por aire y mar a grupos terroristas y grupos armados en Libia. Por un lado nos sorprende cómo la comunidad internacional lo permite, y por el otro, llama a luchar contra el terrorismo", dijo.
Según Haftar, el Ejército libio sigue usando armas de fabricación rusa, que necesitan mantenimiento y modernización.
"Estas armas fueron importadas bajo contratos en las últimas décadas. Están obsoletas, requieren de constante mantenimiento, utilizamos los servicios de especialistas en este ámbito", afirmó.
Elecciones presidenciales
Haftar expresó que aún considera prematuro hablar de elecciones presidenciales en Libia.
"Ahora, cuando llevamos a cabo una amplia guerra de liberación, es prematuro hablar sobre elecciones presidenciales", subrayó.
Al comentar los supuestos planes de Saif Islam, hijo del exlíder libio Muamar Gadafi, de participar en las elecciones, Haftar indicó que no mantiene contactos con él.
Agregó que el hijo de Gadafi tendrá derecho a postularse como candidato a la presidencia "si hay fundamentos legales".
Varios días después, la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) llamó a arrestar a Saif Islam.
Sin embargo, a finales de 2017, el portavoz de la familia Gadafi, Basem Hashimi Sul, informó a Sputnik que Islam planea postularse para el cargo de presidente de Libia, lo que hizo oficialmente en marzo de 2018.
Libia continúa sumida en una crisis desde que el derrocamiento de su líder histórico, Muamar Gadafi, en 2011, derivara en violentos enfrentamientos entre facciones rivales, la aparición de grupos yihadistas y de mafias que se dedican al tráfico de migrantes irregulares de África a Europa.
No obstante, este Ejecutivo no cuenta con el apoyo de la Cámara de Representantes, parlamento unicameral con sede en la ciudad de Tobruk (este), que proclamó su propio Gobierno, apoyado por el Ejército Nacional Libio al mando del mariscal Jalifa Haftar.
A principios de abril pasado, Libia entró en una nueva espiral de violencia después de que Haftar ordenara una ofensiva contra Trípoli para "liberarla de terroristas".
Las fuerzas leales al Gobierno de Unidad Nacional respondieron con la operación Volcán de Ira dirigida contra las tropas de Haftar.