"Me encuentro en la provincia de Imbabura, límite con Pichincha, donde está Quito. Llevamos días de paro, están cerradas completamente la vías, ya no existe gasolina, se están terminando la provisiones de alimento en los mercados y supermercados. No se permite la libre circulación", describió en diálogo con Sputnik la dirigente de Revolución Ciudadana y parlamentaria Andina, Pamela Aguirre.
Pero el efecto logrado fue el contrario. Este jueves 10 se cumplió el octavo día de movilizaciones y protestas en prácticamente todo el país. La población salió a las calles a demostrar su rechazo hacia "el paquetazo" impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el desembolso de un préstamo por 4.200 millones de dólares.
Las organizaciones sociales, principalmente la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), encabezan las movilizaciones.
"La muerte de siete personas, entre ellas un recién nacido, 500 heridos leves entre ellos niños, niñas y adolescentes, 83 desaparecidos, entre los cuales 47 serían menores de edad. Estos son datos de varias organizaciones de derechos humanos, no son los datos de la ministro del Interior", manifestó Aguirre.
Al cumplirse una semana del paro y las movilizaciones, el miércoles 9 se vivió una jornada intensa de protesta indígena pero pacífica, tal como "el mismo presidente lo reconoció", destacó la política ecuatoriana.
"Pero en horas de la noche llegó la represión con bombas lacrimógenas, gases. Hay videos que ha subido la propia Defensoría del Pueblo en los que se ve que es brutal uso de la fuerza, demasiada represión, golpes a punto de causar la muerte", puntualizó.
Aguirre consideró absurdas las acusaciones de Moreno acerca de que las protestas son organizadas por el expresidente Rafael Correa (2007-2017) con apoyo del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
"Todos sabemos que el FMI nunca funciona. Cuando pide sus condicionamientos, y que se tomen medidas económicas que afectan al bolsillo del pueblo, enseguida existen manifestaciones ciudadanas. Ha pasado en Argentina y en Grecia", recordó.
Aguirre cuestionó el doble rasero de la Organización de Estados Americanos (OEA), que consideró que las organizaciones sociales estaban haciendo "uso desmedido de la protesta" y decidió no condenar la represión estatal.
"Almagro nunca se ha expresado de una forma parcial y justa respecto a nuestra demandas de que se cese la persecución política y la agresión de derechos. Si fuera Venezuela o Nicaragua, se haría una cumbre especial de la OEA, se visitaría los lugares y hasta se nombraría un mandatario interino", afirmó Aguirre.