Según Pereliguin, la decisión de enviar un Il-76 para ayudar a otro país se toma a nivel político por el Gobierno ruso en coordinación con el Ministerio de Asuntos Exteriores y el de Situaciones de Emergencia, teniendo en cuenta la disponibilidad del personal y de los equipos. En Bolivia, trabajan dos tripulaciones de un Il-76 que se turnan cada día.
"Es una ayuda incondicional para salvar a la Madre Tierra", comentó el presidente boliviano, Evo Morales, tras la llegada del Ilyushin al país.
Agradezco a nombre de #Bolivia al hermano Vladimir Putin, presidente de Rusia, por enviar el Ilyushin II-76, avión bombero que junto al Supertanker y Helitanker, refuerzan la flota internacional y nacional de aeronaves que apagan el fuego en la Chiquitania. #UnidadEnLaAdversidad pic.twitter.com/RgwiJZF5co
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) 9 сентября 2019 г.
Las tripulaciones de los aviones rusos tienen suficiente experiencia para luchar contra incendios en cualquier parte del mundo, asegura el comandante de la aeronave.
"Las tripulaciones del Il-76 tienen una gran experiencia en la operación del avión en distintas condiciones debido a su trabajo tanto en varias regiones de Rusia —el país es muy grande con diferentes condiciones climáticas y geográficas— como en otros países del mundo", explicó.
Así, por ejemplo, la misma tripulación del Ilyushin participó en la extinción de los incendios en Chile en 2017, donde los habitantes bautizaron cariñosamente el avión como el Luchín. Los representantes de la Oficina Nacional de Emergencias de Chile agradecieron a los pilotos rusos el alto nivel de su trabajo.
Los bolivianos, según Pereliguin, también están contentos con su trabajo.
"Bolivia nos dio una cálida bienvenida. Se alegraron de que llegáramos. Estuvimos encantados de haber sido recibidos por el presidente de Bolivia, Evo Morales. (...) Están contentos con nuestra labor y tratan de hacer todo lo posible para crear las condiciones necesarias para el trabajo, pero desafortunadamente, no tenían mucha experiencia. (...) Pero ahora la han adquirido trabajando con nosotros", resaltó.
El comandante señaló que hay algunas peculiaridades del trabajo en diferentes países.
"En Rusia, los incendios se extinguen a temperaturas más bajas, que raramente alcanzan los 30 grados. En Bolivia, la temperatura es de 30-35 grados centígrados, pero este hecho no tiene un impacto significativo en el proceso de extinción. En Rusia también predominan bosques de coníferas, el nivel de incendios es más intenso, y en Bolivia, la intensidad es mediana", explicó Pereliguin.
El comandante del Il-76 explicó qué es lo más difícil en la lucha contra las llamas.
"Lo más difícil es no sobreestimar la fuerza, mantener la sangre fría y no dejarse llevar por la lucha contra el fuego porque a veces la tripulación quiere cumplir la misión, pero las condiciones meteorológicas y el terreno no permiten hacerlo por razones de seguridad. Es importante no descender por debajo de altitudes seguras", subrayó.
El Il-76 y el personal permanecerán en Bolivia hasta el 9 de octubre, puesto que la aeronave necesita regresar a Rusia para someterse a mantenimiento.
El Gobierno de Bolivia dijo que los incendios forestales en la Chiquitanía, departamento de Santa Cruz (este), estaban ya casi totalmente extinguidos gracias a la labor de miles de bomberos y militares, así como a las fuertes lluvias de la última semana.