"Si esto es la propuesta final del Reino Unido sobre el Brexit, entonces no habrá acuerdo", declaró el viceprimer ministro, Simon Coveney, en el Parlamento de Dublín.
Se refirió en concreto a la aceptación legal de un espacio "en toda Irlanda" de común regulación en productos agrícolas y manufacturados, aunque el documento lo condiciona al visto bueno de los ahora inoperativos Ejecutivo y Asamblea de Belfast.
Los fallos de la oferta británica se entresacaron en la Cámara Baja de Westminster, donde Johnson presentó por primera vez su plan, en un tono y actitud completamente opuestos a su beligerante retórica de los últimos días.
"Las propuestas del primer ministro demuestran claramente que no comprende Irlanda del Norte… a la mayoría de la población le inquietarán estas propuestas que introducen dos fronteras", le espetó Lady Sylvia Hermon, viuda de un policía norirlandés y diputada independiente.
El mandatario evitó la palabra frontera al describir los dobles controles que requiere su plan sobre las mercancías en tránsito entre Gran Bretaña a Irlanda del Norte y entre ambos territorios de la isla irlandesa.
En ese escenario, Irlanda del Norte se incluirá en el espacio aduanero del resto del país y el Gobierno autonómico podrá vetar o consentir el mantener a la provincia en alineación con el mercado común de la UE.
Johnson cuenta con el respaldo del Partido Democrático Unionista (DUP, en sus siglas en inglés), que sustentó el Gobierno anterior pero votó repetidamente contra el Acuerdo de Retirada aprobado por el Consejo Europeo en 2018.
En el debate en los Comunes, este 3 de octubre, el primer ministro se ganó el apoyo de varios "rebeldes" conservadores y el interés de diputados laboristas de circunscripciones "brexiteras" ofreciendo a unos y otros la oportunidad de escuchar en detalle y en privado el alcance de sus reformas.
El mandatario conservador reiteró, no obstante, que Reino Unido abandonara la UE "el 31 de octubre con acuerdo o sin acuerdo".