Se trata de la base secreta naval que está situada en la isla de Musko, a unos 40 kilómetros de Estocolmo. Construida en 1969, esta instalación cuenta con cavernosos muelles capaces de albergar buques de guerra. Además, dispone de túneles, oficinas y un hospital. El comando naval de Suecia declaró que esta localización asegurará mayor libertad de maniobra.
Una vez finalizada la Guerra Fría, Suecia —al igual que otras naciones europeas— pasó a recortar considerablemente sus gastos militares: del 2,5% del PIB en 1990 pasaron al 1% en 2010. Para conseguirlo, el país desechó equipamiento y cerró sus bases. El astillero en Musko fue vendido a la empresa alemana Thyssen Krupp, especializada en la ingeniería.
En 2014, Estocolmo fue presa del pánico después de que detectaran un minisubmarino en sus aguas, lo que reavivó la memoria del sumergible nuclear de la URSS que navegó cerca de Karlskrona en 1981 y provocó una gran repercusión mediática.
La caza de aquel submarino soviético —algunos detalles de la cual se desconocen hasta ahora— disparó los votos en las encuestas a favor de la membresía de Suecia en la OTAN. Además, los temores en la prensa presagiaron aumentos en los gastos en defensa. Como resultado, el Gobierno sueco prometió incrementar el presupuesto defensivo, pasando de más de 4.300 millones de dólares en 2016 a 5.050 millones de dólares en 2020.
"Recientemente los noruegos calificaron de 'fuerzas especiales' a los investigadores rusos que estudiaban su costa. En este sentido, los suecos son más temerosos: inventan noticias falsas permanentemente. Estas noticias benefician a la OTAN, que intensifica la tensión en Europa del Norte constantemente", declaró el politólogo, citado por medios rusos.
A comienzos del 2019 el presidente ruso, Vladímir Putin, reiteró que Rusia no amenaza a nadie y que todas sus actividades militares realizadas en el ámbito de la seguridad son de carácter defensivo y representan una respuesta a EEUU, el miembro clave de la OTAN. Putin constató que en los últimos años Washington había aplicado una política hacia Rusia que no podía calificarse de amistosa.
"Los intereses legítimos de Rusia se ignoran, se organizan constantemente acciones antirrusas, se aplican cada vez más sanciones que pueden considerarse ilegales desde el punto de vista del derecho internacional, se desmantela unilateralmente la base legal de la seguridad internacional que ha estado construyéndose durante las últimas décadas", lamentó.