Arabia Saudí, la mayor exportadora y una de las tres productoras más grandes de petróleo del mundo, tras el ataque del 14 de septiembre a sus refinerías redujo en 5,7 millones de barriles su producción diaria de crudo, estimada en unos 9,8 millones de barriles.
Sin embargo, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, dijo que no existen indicios de que los ataques se hayan lanzado desde Yemen y los imputó a Irán, cuyo Ministerio de Asuntos Exteriores refutó esas acusaciones.
"Esta región, que conoció muchos períodos de inquietud, turbulencia, revoluciones y golpes de Estado, hoy está en proceso de una seria transformación, yo no diría que la situación apunte a una guerra. Primero, porque no hay actores realmente interesados en eso, ni regionales ni globales", señaló Naumkin en una entrevista con el canal de televisión Rossiya 24.
"Pese a la enemistad entre Irán y Arabia Saudí, ninguno de ellos está interesado en una guerra, porque no se sabe qué quedaría de cada uno [tras el conflicto armado]. Los saudíes no la quieren porque viven tranquilos y prósperos gracias a sus colosales reservas de petróleo", señaló y agregó que una guerra traería sufrimientos a los Estados limítrofes y desestabilizaría a toda la parte este del Oriente Medio.
Según el experto, Rusia actúa con éxito en Siria, porque procura garantizar un equilibrio de intereses, respeta la soberanía y la integridad territorial de este país y mantiene la equidistancia con todos los actores del Oriente Medio.
"Tenemos muy buenas relaciones con Israel, a pesar de que no simpatizamos con la política unilateral que el Gobierno israelí aplica con respecto al problema palestino, que está pendiente de solución y actúa como catalizador de ideas extremistas", recordó.
Irán acusa a la coalición árabe liderada por Riad de crímenes cometidos contra los yemeníes y exige el fin de los bombardeos de Yemen.
Arabia Saudí rompió las relaciones con Irán en enero de 2016 tras los ataques a sus misiones diplomáticas en Teherán y Mashhad, llevadas a cabo tras la ejecución del destacado clérigo chií jeque Nimr al Nimr.
Barein, Sudán y Yibuti también dejaron de mantener relaciones diplomáticas con Irán para mostrarse solidarios con Riad, uno de los líderes del mundo árabe-suní.