En mayo de 2013, el joven estadounidense Cody Wilson publicó en internet las primeras instrucciones para construir una pistola hecha a partir de una impresora 3D casera. Excepto por un percutor de metal, el resto del arma, bautizada Liberator, estaba hecho de plástico.
Ahora, el problema puede volverse aún más intrincado. Un reporte elaborado por la organización 'Negotiation Design & Strategy' y el Instituto de Estudios Internacionales Middlesbury advierte sobre el desarrollo que la 'manufactura aditiva' (como se conoce a la fabricación de objetos a partir de modelos hechos en impresoras 3D) ha tenido en los últimos meses y el peso que ha ganado dentro de la industria armamentística.
"La relevancia creciente de la manufactura aditiva en la proliferación de armas de destrucción masiva ha aumentado la preocupación de académicos y actores políticos. Estudios anteriores sobre el tema se habían concentrado en su potencial impacto para la proliferación de armas nucleares pero seguía sin explorarse su impacto creciente también en la fabricación de armas de destrucción masiva y los programas de armas químicas y biológicas", advierte el estudio.
En sus conclusiones, el reporte sostiene que, mientras en la industria convencional la manufactura aditiva puede ser valiosa para reducir costos, en el campo de las armas de destrucción masiva podrían permitir que los fabricantes eludan "las limitaciones por la disponibilidad de maquinaria o materiales debido a las sanciones o controles aduaneros".

El estudio también menciona la posibilidad de que este desarrollo dé lugar a que un Estado pueda comenzar a invertir en un programa de desarrollo de armas de destrucción masiva para crear "algo nuevo, poderoso y nunca visto antes".
De hecho, los expertos especulan con que el nuevo escenario podría hacer aparecer en el tablero a algún Estado que hasta ahora no participa del desarrollo de armas de destrucción masiva, eludiendo así los tratados internacionales al respecto.
De todos modos, el reporte apunta a que "el escenario más concreto" es que la manufactura aditiva sea utilizada por alguno de los países bajo sanciones, como Corea del Norte, al tiempo que exhorta a los gobiernos a intentar detectar este fenómeno a tiempo.