"Turquía al comprar los S-400 ha mostrado que aplica una política independiente pese haber sufrido una enorme presión", dijo Shugáev en una entrevista con Sputnik.
Comentó que en los países de Oriente Medio existe una demanda tradicional de blindados, aeronaves y sistemas antiaéreos de fabricación rusa (soviética) y que se desarrolla una intensa cooperación en ese terreno.
El 12 de julio, Rusia entregó a Turquía los primeros componentes de sistemas antiaéreos S-400 en virtud del contrato de 2.500 millones de dólares suscrito en diciembre de 2017.
La compra de los S-400 provocó tensiones entre Ankara y Washington, que amenazó con imponer sanciones y excluyó a Turquía del programa de suministros de aviones de combate F-35.
El sistema de misiles antiaéreos S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.