Hace más de 50 años, John Milkovisch, un tapicero retirado de la compañía de ferrocarriles Southern Pacific en Houston inició un proyecto para rellenar el tiempo ocioso de su jubilación. La idea, que se fue desarrollando con el tiempo, combinaba sus dos grandes pasiones: la tapicería y la cerveza.
Esta casa se llama “Beer Can House” y para su fabricación se utilizaron 50.000 latas de #aluminio. Es obra del diseñador John Milkovisch pic.twitter.com/1G6TgrCYT4
— Extrual S.A. (@extrual) March 1, 2018
Milkovisch pasó 18 años acumulando latas de las que él mismo bebía junto a su esposa (y algunos vecinos que también ayudaron). Al mismo tiempo iba enchapando su casa con el revestimiento de aluminio de las latas que desechaban. Su cerveza favorita siempre era "cualquiera que fuera especial" y este mismo slogan fue el que quiso impregnar a su obra más preciada.
Según recoge el sitio web de The Orange Show Center de Houston, institución que se encarga de conservar la casa como un hito local, cuando en una ocasión se le preguntó al creador qué significaba este proyecto y respondió: "Es solo un pasatiempo... A veces me gusta estar despierto por las noches tratando de descubrir por qué lo hago".
En una Navidad, el creativo tapicero hizo guirnaldas con el metal de latas cortadas y las colgó de los bordes del techo. Lo que más entusiasmó a Milkovich de estos adornos fue que la casa adquirió la melodía de un sonajero con el soplar del viento, pero no solo eso.

La casa hecha de latas de cerveza ahorra energía: ¿cómo?
Ya no era necesario gastar en metros de guirnaldas conectadas para hacer lucir la casa como todas las demás, ahora su hogar tenía un estilo propio, un sonido particular y un diseño único. Milkovich había creado una obra de arte en lo que para él sólo fue un pasatiempo.
Asimismo, el entusiasmado tapicero recogió canicas y logró acumular casi 28.000 de las cuales compró aproximadamente 14.000 en una tienda local. Con ellas diseñó una cerca de patio muy colorida que colocó a lo largo de la línea trasera de su propiedad. Su esposa, Mary, se encariñó con la cerca y disfrutaba ver por las mañanas cómo la luz del sol se reflejaba de muchos colores a través de las canicas. Sin embargo, esta parte fue destruida por el huracán Alicia en 1983.
Mientras disfrutaba de su pequeño pasatiempo, Milkovich se dio cuenta de que la gente tenía curiosas reacciones cuando pasaban frente a la casa. "A veces conducen alrededor de la manzana un par de veces. Luego regresan con un montón de amigos en el auto", contó, según relata la historia en la página web oficial.
John's Beer Can House ha sido elogiada por coleccionistas de arte popular, directores de museos, escritores, fotógrafos y productores de cine de disímiles partes del mundo. Para los residentes locales es considerada un ícono cultural.
En su tumba fue grabado un epitafio que sin saberlo él mismo pronunció: "Dicen que todo hombre debería dejar algo para recordar. Al menos logré ese objetivo".