Después de que el último soldado de Napoleón fuera expulsado de Rusia en diciembre de 1812, el entonces zar del Imperio ruso, Alejandro I, ordenó la construcción de una catedral en homenaje a la bravura del pueblo ruso en la lucha contra la invasión francesa.
Cinco años después de que el Ejército galo dejara Moscú tuvo lugar la ceremonia que dio inicio oficial a la construcción del templo en la colina de los Gorriones —a unos siete kilómetros de la ubicación actual de la catedral—. No pasó mucho tiempo hasta que empezaron a detectarse problemas de estabilidad en el terreno del lugar elegido, lo que podía comprometer la estructura de la construcción. En 1826, después de la muerte de Alejandro I y con la llegada de Nicolás I al trono, la obra de la catedral se suspendió.
Una obra de más de cuatro décadas
En 1832, Nicolás I decidió retomar la construcción del templo en honor a la victoria sobre las fuerzas napoleónicas. Las obras se iniciaron nuevamente desde cero, esta vez en otra ubicación, elegida personalmente por el emperador, a orillas del río Moscova. El monasterio y la iglesia ubicados en aquel sitio entonces fueron trasladados, y el 22 (10 en el calendario juliano) de septiembre de 1839 se inició la construcción de la catedral.
Los mejores arquitectos, constructores y artistas de la época trabajaron en las obras del templo en forma de cruz griega, las cuales llevaron casi 44 años para concluirse. El 7 de junio (26 de mayo del calendario juliano) de 1883 oficialmente se abrieron las puertas de la catedral, el mismo día de la coronación de Alejandro III al trono del Imperio ruso.
Clases de natación en lugar de misas
El 5 de diciembre de 1931, el templo que por décadas fue el escenario de importantes eventos históricos se redujo a ruinas. El entonces líder de la Unión Soviética, Iósif Stalin, dio personalmente la orden de demoler la catedral de Cristo Salvador y construir en su lugar lo que sería el principal edificio del país: el gran Palacio de los Sóviets.
El grandioso palacio, sin embargo, jamás fue construido. La retirada total de los escombros de la catedral tardó más de un año y medio y las obras se iniciaron recién en 1937. Los soviéticos alcanzaron solamente a sentar los cimientos del palacio y a construir algunas pequeñas partes del edificio antes de que se iniciara la guerra y se detuviera la construcción. Las estructuras ya finalizadas se desmontaron para que su material se utilizara en obras de mayor relevancia en el período del conflicto bélico.
En el lugar de la construcción se abrió un gigantesco hoyo a lo largo de los años y, en 1960, se decidió construir una piscina comunitaria en el sitio. A lo largo de más de tres décadas muchos moscovitas aprendieron a nadar en las aguas de la piscina Moscú hasta que, tras una iniciativa popular, se tomó la decisión de reconstruir la antigua catedral de Cristo Salvador.
El templo que resurgió de las cenizas… literalmente
El 7 de enero de 1995, día que se celebra la Navidad ortodoxa, se inició oficialmente la construcción del nuevo templo. Fueron necesarios poco menos de seis años para replicar la enorme estructura al mínimo detalle. En diciembre de 2000, exactamente 69 años después de su demolición completa, la catedral de Cristo Salvador fue nuevamente inaugurada.
La catedral que en los días actuales recibe centenares de turistas diariamente difiere de su versión original solamente en su planta baja, que fue expandida para albergar un museo dedicado al edificio y otras salas para fines religiosos y técnicos. Algunas piezas de mármol, así como fragmentos del iconostasio principal del primer templo fueron reutilizados en su nueva versión.
La catedral en medio de un escándalo
En febrero de 2012, la catedral moscovita se encontró en el centro de una enorme controversia cuando activistas del grupo Pussy Riot irrumpieron en el edificio e interpretaron una 'oración punk' que, entre otras cosas, rogaba a Dios sacar al presidente del país.
La actuación se difundió por las redes y las jóvenes fueron arrestadas en pocos días. Cerca de seis meses después, tres protagonistas del escándalo fueron declaradas culpables de gamberrismo por motivos de odio religioso y condenadas a dos años de cárcel. Una de ellas obtuvo la libertad condicional; las otras dos fueron amnistiadas un par de meses antes de que se agotara la pena.
El incidente impulsó cambios en la ley contra la blasfemia. En junio de 2013, insultar los sentimientos de los creyentes dejó de ser apenas una infracción administrativa y se convirtió en delito punible con encarcelamiento. En 2015, no obstante, Kiril, el patriarca de Moscú y toda Rusia, aseguró que la Iglesia ortodoxa no guardaba rencor a las Pussy Riot.