Se trata de aprobar un Código Fiscal único del Estado de la Unión de Rusia y Bielorrusia para el 1 de abril de 2021; unificar la política aduanera, incluyendo posibles inspecciones conjuntas, sistema de información única y, tal vez, servicio de adunas común; y establecer un regulador único para los mercados del petróleo, el gas y la energía eléctrica.
Para el 1 de noviembre próximo, los dos países planean elaborar una hoja de ruta para unificar sus normativas sectoriales, tarea que ha sido encomendada a los ministerios de Economía. Además del sector energético, la idea es armonizar las normativas que rigen la política industrial, la regulación de los mercados agrarios, el comercio, el transporte, las comunicaciones, la política antimonopolio y la protección del consumidor.
Desde 2022, Rusia y Bielorrusia tienen previsto coordinar también sus políticas en el mercado laboral y aproximar los niveles de garantías sociales, con vistas a la igualdad de derechos en un futuro para los ciudadanos de ambos países.
Según Kommersant, Moscú y Minsk aspiran a un nivel de integración superior al de la Unión Europea; de hecho, se trata de crear un Estado confederado a partir de 2022.
El periódico señala que para la economía rusa, 29 veces más grande que la bielorrusa, hay riesgo de que numerosos actores intenten revisar las reglas del juego internas alegando "necesidades de integración".