"México sigue usando un lenguaje de naturaleza humanitaria, cuando en el terreno ocurre lo contrario, no se decidió a decir abiertamente que abandonaba la política humanista para hacer propia la política de Trump, que es coercitiva y punitiva", dijo Heredia, profesor de la división de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Su lenguaje anunciaba una nueva política de migración "humanitaria y abierta, basada en el respeto a los derechos humanos, con la entrega de tarjetas de visas por razones humanitarias", recuerda el académico, integrante del consejo consultivo del Instituto de México en el Centro Woodrow Wilson de Washington.
Pero ese lenguaje de apertura y aceptación "entró en crisis por la reacción de Trump", ante el incremento de migrantes que se registró entre marzo y abril de este año, lo que "hizo sonar las alarmas en Washington".
Fue la primera vez que México aceptó los llamados Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, en inglés), para regresar a decenas de miles de migrantes "bajo protección humanitaria", mientras esperaban la evaluación de su caso migratorio en EEUU.
El 7 de junio, bajo la amenaza de aranceles a las importaciones de todos los productos mexicanos hecha por Trump, México aceptó oficialmente ese mecanismo que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), afecta ya a 35.000 personas en la frontera norte.
A partir de entonces el lenguaje oficial mexicano comenzó a encubrir la realidad.
A los detenidos se los llama "rescatados", los deportados desde EEUU son "devueltos", los arrestados son "presentados ante la autoridad migratoria"; los solicitantes de asilo expulsados a este país mientras tramitan sus solicitudes son "protegidos", y los centros de detención, "estaciones migratorias", reseñó el experto.
"Es una trampa en la que caímos nosotros mismos, con un discurso de respeto a los derechos humanos que choca con la realidad, que dificulta la aplicación de la política migratoria, que debería servir para regular entradas, salidas, tránsito, retorno voluntario, acogida y refugio", explicó Heredia.
La popularidad del rechazo a migrantes
Heredia no considera que la nueva política de contención sea 100% resultado de las presiones de Trump.
En la implementación del acuerdo migratorio de 90 días con EEUU "no leí información de lo que pasa con la vida de las personas que expulsamos a Centroamérica, que huyen de un peligro claro e inminente contra su vida", comentó.
El impacto real de la contención de decenas de miles de personas se desconoce.
"No leí en balance oficial por qué contenemos, detenemos y deportamos a personas a un contexto hostil y peligroso en Centroamérica", enfatizó.
El académico dio crédito además a las versiones de que muchos extranjeros que deberían solicitar y esperar sus trámites de asilo en ciudades fronterizas con EEUU, están siendo trasladados a la frontera sur con Guatemala.
López Obrador quedó entrampado en su retórica de apertura a la migración y la ejecución de una drástica contención impuesta con amenazas por Trump.
"Estamos ante la inverosímil situación de evaluar nuestro éxito por el número de detenidos y deportados", resumió Heredia sobre las presentaciones del canciller Marcelo Ebrard en Washington y en el Palacio Nacional de México esta semana.
Las condiciones de pobreza y violencia en América Central, Haití, Cuba y otros países expulsores de migrantes, que incluye a africanos y asiáticos, siguen intactas.
"Lo único que cambió es la estrategia migratoria de contención operada en el terreno", subrayó Heredia.
El estudioso dijo entender las decisiones tomadas ante la insoportable presión de Trump, "pero no puedo entender que estemos orgullosos de ejecutarlas", soltó.
Trump tampoco cuenta con un consenso total en EEUU y esa variable incierta no entró en los análisis gubernamentales mexicanos, indicó Heredia.
"Ni Trump paga un precio por insultar y expulsar mexicanos, ni México paga un precio por detener y deportar centroamericanos, que obedece más a presiones externas que a un genuino interés nacional", puntualizó el reconocido intelectual.
Ebrard afirmó esta semana que México logró en 90 días reducir el flujo de personas migrantes en 70%, y que es la hora de exigir a EEUU el control del tráfico ilegal de armas que, según él, es un asunto equiparable.