Este 10 de septiembre, antes de conmemorar un nuevo aniversario del derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York (2001), el presidente de EEUU decidió soltar una bomba en sus redes sociales: "Anoche informé a John Bolton que sus servicios ya no son necesarios en la Casa Blanca".
Sin muchos rodeos Trump explicó que la causa radica en la diferencia de opiniones, un hecho cada vez más evidente e insostenible en el escenario político de EEUU. Pero, ¿cuándo surgieron estas diferencias y en qué radican?
El politólogo cubano Arturo López-Levy, definió a Bolton como "una persona problemática" y dijo a Sputnik que "en el ambiente de política exterior en Washington de los think tanks (tanques pensantes) de la burocracia, (Bolton) es considerado 'un pesado'. Es decir, alguien que por su comportamiento tiene una tendencia a crear problemas".
No obstante, Bolton siempre tuvo una agenda clara. El exasesor proviene de una las tendencias más de derecha del Partido Republicano en EEUU. Es hijo de una familia de bomberos en Maryland, Baltimore, e hizo su carrera como un hombre de clase media, alineado con los sectores más reaccionarios de EEUU.
"Esto último es lo que piensan todos los diplomáticos estadounidenses, pero el hecho de que él tuviese que aclarar que no se levantaba todos los días para destruir la ONU, es un elemento que ilustra su manera de pensar", dijo el catedrático de Holy Names University en Oakland, California.
¿Qué unió a Bolton con Trump?
Entre el lobby radical más reaccionario dentro del Partido Republicano, John Bolton fue uno de los primeros en apoyar la candidatura de Trump en 2016. Bolton se había convertido en uno de los analistas principales de política exterior y seguridad nacional de Fox News, la cadena televisiva favorita de Trump. Por si esto fuera poco, Bolton mantenía un estrecho vínculo con el millonario judío Sheldon Adelson, reconocido como el magnate de los casinos y considerado la decimoquinta persona más rica del mundo, según la revista Forbes.
Sin embargo, Trump empezó a chocar con la visión de Bolton, que sostenía una política más belicista contra quienes consideraba los enemigos de EEUU.
Corea del Norte, cuando tu amigo saluda a tu enemigo
El 30 de junio, Donald Trump se convirtió en el primer presidente de EEUU en visitar la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur. Fue en ese momento cuando Bolton cayó en franco declive.
A pesar del desacuerdo de su asesor de Seguridad, Donald Trump se reunió con el líder norcoreano, Kim Jong-un, en un encuentro al que asistió acompañado de sus principales asesores, entre ellos su hija, Ivanka Trump. Bolton estuvo ausente.
Bolton dijo a los periodistas que "no hay duda" de que los lanzamientos de misiles de corto alcance de Corea del Norte violaron las resoluciones de las Naciones Unidas. Trump lo desestimó. "Mi gente piensa que podría haber sido una violación, como ustedes saben (...) Lo veo de otra manera", publicó el medio estadounidense.
Afganistán, un juego sucio
La última semana de Bolton en la Casa Blanca fue una batalla contra el acuerdo de paz entre EEUU y la organización Talibán Militante. Trump se estaba preparando para invitar a sus líderes a Camp David para firmar el acuerdo. Pero Bolton argumentó que se podían retirar las tropas de Afganistán y cumplir la promesa de campaña sin aliarse a una organización responsable de matar a miles de estadounidenses en los últimos 18 años.
Trump lo escuchó esta vez, pero los coordinadores del pacto se enfurecieron con Bolton por desestimar la alianza.
Irán, la batalla que Trump no quiere
En los últimos días, Donald Trump ha expresado su disposición a reunirse con el presidente de Irán, Hasán Rohaní. Incluso ha manifestado su disposición de extender el financiamiento a corto plazo a Teherán, aunque la oferta fue rechazada.
En varias ocasiones, Trump ha repudiado la idea de trabajar para derrocar al Gobierno de Irán, una meta que Bolton promovió durante mucho tiempo cuando todavía no era asesor de la Casa Blanca.
"No estamos buscando un cambio de régimen (...) solo quiero dejar eso claro", dijo Trump, después de que Irán fue acusado en junio de dañar dos petroleros con explosivos y de derribar un dron.
Bolton había visto la oportunidad para hacer una demostración de fuerza y recomendó un ataque aéreo contra el radar iraní y otras instalaciones. Trump aceptó de inicio, y al último minuto cambió de parecer.
Cuba, la obsesión con la Guerra Fría
Durante su estancia en la Casa Blanca como asesor de seguridad, Bolton defendió las acusaciones de los diplomáticos estadounidenses por los supuestos ataques sónicos producidos por el Gobierno de Raúl Castro y promovió como represalia el cese de las actividades consulares en la isla.
Gracias a los consejos de Bolton, la administración Trump impuso límites a los viajes y remesas a Cuba y activó el Título III de la Ley Helms-Burton, abriendo la puerta a las demandas por parte de estadounidenses y cubanos nacionalizados, cuyas propiedades fueron confiscadas en 1959.
Sin embargo, nada funcionó. La isla mantiene su nuevo Gobierno que en febrero adoptó una nueva Carta Magna votada por la mayoría de la población. Además, ha fortalecido sus relaciones bilaterales con Rusia y China, países que han aprovechado la tirantez de EEUU para posicionarse en la región.
Venezuela sin Maduro, la promesa que nunca fue
Trump también se desencantó con Bolton por el esfuerzo fallido de expulsar al presidente Nicolás Maduro de Venezuela. En lugar de la fácil victoria que se le había anticipado, cuando apoyaron la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino, Washington se ha visto empantanado en un conflicto sobre el cual cada día tiene menos influencia.
De acuerdo con The New York Times, Trump se ha quejado en privado durante mucho tiempo de que Bolton estaba demasiado dispuesto a llevar a Estados Unidos a otra guerra.
"Si fuera por John, estaríamos en cuatro guerras ahora", bromeó en una ocasión, según recordó el medio.