Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la mayoría de los territorios y colonias que estaban bajo dominio británico lograron su independencia. Muchos de ellos pasaron a ser monarquías constitucionales y mantuvieron a Isabel II como su reina y jefa de Estado.
Varios de ellos se encuentran en el continente americano, principalmente en las islas del Caribe. La lista incluye a:
- Antigua y Barbuda,
- Bahamas,
- Barbados,
- Belice,
- Granada,
- Jamaica,
- San Cristóbal y Nieves,
- Santa Lucía,
- San Vicente y las Granadinas.
Pero la lista no acaba aquí. Isabel II es la máxima figura política de los 54 Estados miembros de la Mancomunidad de Naciones Británicas (conocida como Commonwealth), aunque en este grupo su rol no es precisamente como soberana y tampoco es hereditario.
A estos se suman los territorios británicos de ultramar, que son un conjunto de colonias y territorios que nunca se independizaron. Entre ellos están:
- Islas Falklands (denominación que los británicos le dan a las Islas Malvinas)
- Anguila,
- Bermudas,
- Islas Vírgenes Británicas,
- Islas Caimán,
- Montserrat,
- Islas Turcas y Caicos.
En todos estos casos, por tratarse de monarquías constitucionales, el papel de Isabel II como jefa de Estado es mayormente representativo. Sus funciones más bien dependen del sistema legal vigente aprobado por cada Estado. No obstante, todos son ejemplos vivos de lo que fueron las conquistas del imperio británico a partir del siglo XVII, un poderío que cayó en franca decadencia a mediados del siglo XX y prevaleció hasta el cercano 1997.