La Diada fue un reflejo del momento político que vive Cataluña, donde los partidos independentistas que componen el Gobierno autonómico dan cada vez más muestras de división interna al tiempo que se acerca la sentencia del Tribunal Supremo contra los doce líderes soberanistas juzgados por el referéndum unilateral de 2017.
Ante ese escenario, las plataformas civiles convocantes de la marcha hicieron constantes llamamientos a preservar la unidad en las filas independentistas.
"No cualquier unidad, la unidad por el objetivo común de la independencia", proclamó ante los manifestantes Elisenda Paluzie, la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, uno de las organizaciones independentistas de base más influyente.
En su discurso, Paluzie lamentó que en los últimos meses "no solo no se avanzó hacia la independencia", sino que las divisiones partidistas ayudaron "desarmar" al movimiento soberanista, haciendo que cada día esté más deslegitimada la vía unilateral, algo que en su opinión es un error.
Pese a los ánimos del presidente catalán, la respuesta en las calles no fue tan contundente como en otras ediciones de la Diada: la Guardia Urbana de Barcelona cifró en 600.000 el número de asistentes a la manifestación.
Pese ser una concentración muy masiva, la cifra de manifestantes es la más baja desde el arranque del proceso soberanista en 2012. Por ejemplo, en la Diada de 2018 la Guardia Urbana cifró en un millón el número de manifestantes, por lo que la asistencia de este año fue 400.000 personas menor.
La asistencia de este 11 de septiembre queda por debajo de las 875.000 personas que se manifestaron en 2016 (cifra que hasta ahora ostentaba el récord negativo en los años del proceso soberanista) y además queda muy lejos del máximo de 1,8 millones de personas alcanzado en el año 2014.
Todo ello se produce mientras aumenta la distancia entre los dos partidos del Gobierno catalán, ya que uno de ellos (Esquerra Republicana) presiona a la otra parte (Junts Per Cataluña) para acudir a elecciones anticipadas, algo que genera desencuentro interno.
Más allá del escenario político de fondo, la manifestación de este 11 de septiembre transcurrió en ambiente festivo y sin que se produjera ningún tipo de incidente.