"Si el bosque amazónico desaparece, eso sería en mi opinión un mal gigantesco", alertó la alta funcionaria al conversar con Sputnik.
"La desaparición del bosque amazónico significa que toda el agua que llueve llegaría efectivamente directamente a los ríos, y puede generar inundaciones, que las cuencas pierdan cauce, pérdida de suelos", apostilló la viceministra.
Enfatizó que el bosque amazónico, por su humedad, es "muy importante para los ciclos hídricos".
"Porque es un bosque húmedo, cada planta genera mucha más humedad, mantiene más humedad en el bioma y por lo tanto aporta a los arroyos, a los ríos que tarde o temprano van alimentando las grandes cuencas", detalló.
En cuanto a las repercusiones globales, junto con los bosques en la Amazonía corre el peligro de desaparecer la propia "vida humana en ese sistema".
"Yo siempre pienso que es importante decir que los bosques no son deshabitados, son sistemas complejos de culturas, de pueblos", señaló la viceministra al tiempo de alertar de que la eliminación del bosque amazónico "produciría la eliminación de pueblos enteros, de su cultura, (de los) que viven de sus recursos, que llevan muchos años allí, tendrían que migrar, que es pobreza".
Por lo tanto, "el efecto de la desaparición de un bosque es un efecto completo, así como su manejo debe ser integral su pérdida es integral, ya que tiene efectos ambientales, sociales, culturales, económicos y por supuesto en términos de cambio global es tremendamente nocivo", resumió.
La Cumbre en Colombia se dio en razón de los incendios forestales que persisten en la cuenca del Amazonas desde hace varias semanas, principalmente en Brasil y Bolivia.
Los incendios que afectaron a los seis biomas de Brasil –Amazonía, Caatinga, Cerrado, Mata Atlántica, Pampa y Pantanal– quemaron, sólo en agosto, unos 73.500 kilómetros cuadrados, superior a la superficie de Irlanda, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués).
Tales incendios se presentaron por quemas tradicionales con fines agrícolas que salieron de control por la extensa sequía y los fuertes vientos que azotan a la región, lo cual también se presentó en el Bosque Seco Chiquitano, un ecosistema de transición entre las selvas del Amazonas boliviano y los bosques del Chaco.
Responsabilidad compartida
En su entrevista con Sputnik, la viceministra de Medio Ambiente de Bolivia apuntó a que "es muy importante que en el ámbito de la Amazonía todos los países tengamos el mismo nivel de responsabilidad y acción en el cuidado del bosque amazónico".
"Es importante que todos los países tengamos responsabilidad sobre nuestra Amazonía y la manejemos lo mejor posible", enfatizó.
"Me parece que una alianza, siempre en el marco de respeto de la soberanía nacional, una alianza para intercambiar capacidades, intercambio de tecnologías, aceptar que todos tenemos responsabilidades sobre este tema, pero que las responsabilidades son distintas, es el camino", expresó la funcionaria.
En cuanto a la posibilidad de recuperar los daños, auguró un camino lleno de dificultades: "Si la eliminación fue en una superficie muy grande, reponer el bosque es casi imposible, el trabajo sería más grande", explicó.
"No se puede hacer por la vía de la reforestación, uno puede ayudar, pero no va a poder recuperar un bosque reforestando plantitas", advirtió Silva Maturana.
Por lo tanto, la urgente necesidad consiste en "lograr lo más rápido posible controlar estas contingencias, lograr que esas lenguas de bosque queden rodeadas por un bosque vivo", concluyó la viceministra.