La probable razón de la presencia en aumento de los escualos en la costa de Massachusetts son sus presas, las focas grises, cuya población se ha agrandado después de que se prohibiera en 1972 su caza en Nueva Inglaterra —región estadounidense compuesta por los estados de Maine, Nuevo Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut—. La ley de protección fue adoptada en aquella ocasión debido a que la caza a la especie hizo que casi desapareciera de la región.
Los vecinos han propuesto una solución bastante radical para resolver el problema: matar las focas para controlar su población. Aunque pueda sonar extrema, la práctica es relativamente común y se ha utilizado para lidiar con el problema de la superpoblación de canguros en ciertas regiones de Australia, por ejemplo.
Para Ron Beaty, comisionado del condado de Barnstable en Massachusetts, existen demasiadas focas en la región y la caza a estos animales debería ser autorizada otra vez.
"[Las focas] están atrayendo a más y más tiburones este año. Ya no necesitan protección", afirmó Beaty a The Express.
Para la bióloga marina Blake Chapman, matar tiburones y focas no es la solución, ya que estos animales terminan regresando a la región tarde o temprano. La experta cree que la monitorización de los tiburones y el uso de tecnologías capaces de repeler a los escualos puedan ser una solución más eficaz para mantener a las personas seguras.
De todas las maneras, un exterminio legal de focas grises solo puede llevarse a cabo si se implementan cambios en la ley actual.