Estas aeronaves fueron creadas como un medio de transporte para las armas nucleares, puesto que el nivel tecnológico de aquella época no permitía desarrollar los misiles balísticos de largo alcance y alta precisión.
Desde entonces los misiles se convirtieron en la pieza central de la estrategia nuclear, pero los vuelos de estos aviones cerca de las fronteras de ambos países siguen causando revuelo en los medios, y pese a su avanzada edad, seguirán haciéndolo durante al menos una década y media.
Tan similares y tan diferentes
Los dos bombarderos fueron desarrollados con el mismo fin: el transporte de bombas nucleares al territorio enemigo. El primero en nacer fue el B-52, en cuyo diseño participaron los ingenieros de Alemania nazi. La principal exigencia que se planeaba era la capacidad de llegar hasta cualquier punto de la URSS.
Los dos aviones despegaron por primera vez en 1952, pero el primero en entrar en servicio fue el B-52: en 1955, un año antes que el bombardero estratégico de la URSS. Las similitudes no se acaban allí. Así, estos bombarderos tienen unas dimensiones prácticamente idénticas.
Aunque por fuera no hayan cambiado mucho a lo largo de los años, tanto el bombardero estadounidense como el soviético cuentan ahora con un equipamiento que no tiene nada que ver con el original.
El B-52 también ha sido objeto de modernización, y ahora está equipado con el sistema de observación óptico-electrónico AN/AAQ-6, navegación por GPS y un sistema de navegación inercial SPN/GEANS basado en los giroscopios de láser.
Precisión contra potencia
El bombardero estadounidense lleva una mayor carga de combate, 31,5 toneladas contra las 21 toneladas del Tu-95. No obstante, el radio de dispersión admisible al lanzar bombas no guiadas es de unos 80 metros para el B-52, mientras que en el caso del avión soviético es de tan solo de cinco metros.
En cuanto a las armas nucleares, el misil Kh-102 puede llevar una ojiva con una potencia de hasta 250 kilotones, mientras que la potencia máxima de las ojivas portadas por el B-52 es de 150 kilotones. Como un dato curioso, se puede mencionar que la bomba nuclear más potente jamás explotada, la Bomba Zar, fue lanzada precisamente desde un Tu-95.
Altitud como la mejor defensa
En términos de prestaciones, el bombardero estadounidense le gana al soviético, especialmente en altitud de vuelo. Cuando se desarrollaba muy pocas aeronaves podían volar por encima de los 10 o 12 kilómetros, razón por la cual los diseñadores del B-52 consideraron que la mejor defensa sería volar a una altitud de unos 15 kilómetros: fuera del alcance de sus potenciales enemigos.
A pesar de ser propulsado por ocho motores turborreactores, el B-52 solo alcanza una velocidad de 1.047 km/h, mientras que su velocidad de crucero es de 844 km/h. Por su parte, el Tu-95 está dotado de cuatro motores turbohélices y es la aeronave más rápida del mundo con esta clase de propulsores.
Estos motores con hélices coaxiales lo aceleran hasta una velocidad punta de 830 km/h y un vuelo de crucero a unos 700 km/h. Eso sí, algunas de sus modificaciones pueden volar tan rápido como 910 km/h, lo cual es una cifra impresionante para una aeronave propulsada por las hélices.
Con ello, es difícil comparar las dos aeronaves en cuanto a su alcance de vuelo, puesto que esta información es clasificada en el caso del Tu-95. Eso sí, algunos expertos militares concuerdan que el alcance de estos bombarderos podría ser equiparable con una diferencia mínima.
Conclusión
Los dos bombarderos estratégicos son muy parecidos y a la vez diferentes. Cada uno de ellos tiene determinadas ventajas y desventajas, pero ninguno tiene una superioridad absoluta. Lo más curioso es que ya hace más de medio siglo que estos dos aviones están en servicio de sus respectivos países, y está previsto que sigan volando hasta la década de 2040.
Ello significa, que es probable que alcancen incluso un siglo entero de vuelos, lo cual los convertiría en los aviones militares más longevos de la historia.