Los despistados turistas se acercaron a la monarca, de 93 años, mientras ella paseaba por los jardines del castillo de Balmoral en Aberdeenshire (Escocia) acompañada solamente por Richard Griffin, uno de sus guardaespaldas.
"Iba vestida de tweed y llevaba un pañuelo en la cabeza cuando se encontró con el grupo de turistas", detalló The Daily Mail.
Sin darse cuenta de quién se trataba, los estadounidenses entablaron una conversación con la anciana y le preguntaron si vivía en el área, a lo que ella respondió que tenía una casa no muy lejos de allí. Enseguida, le preguntaron si alguna vez había conocido a la reina. A lo que la bien humorada monarca afirmó: "No, pero este policía sí", señalando hacia Griffin.
Según el propio Griffin, quien desde hace más de 30 años trabaja en el servicio de protección de Isabel II, el grupo de turistas siguió adelante, ajeno a la verdadera identidad de la señora con quien acababan de hablar.