Más bien al contrario, los desarrollos hipersónicos de EEUU se basan en descubrimientos soviéticos, afirma el columnista del periódico Vzglyad Alexéi Anpilógov.
Intentos hipersónicos de EEUU
El primer piloto en realizar un vuelo suborbital a una velocidad hipersónica fue el estadounidense Joseph Walker en 1963, lo cual fue posible gracias al avión-cohete estadounidense X-15.
El segundo proyecto estadounidense de aviones hipersónicos, igualmente controvertido y fracasado, fue el X-20 Dyna Soar. El X-20 debía ser una continuación del X-15, pero nunca llegó a despegar.
Y finalmente, el proyecto hipersónico más ambicioso de EEUU fue la creación de un avión hipersónico de pasajeros, propuesto por el presidente Ronald Reagan. No obstante, estos planes llegaron solo al proyecto de una nave espacial experimental X-30, cuyo proyecto fue clausurado antes de hacerse realidad por culpa de múltiples problemas no solucionables, especialmente la falta de un motor adecuado. Si se hubiera seguido adelante con el proyecto, el peso de despegue del X-30 superaría las 136 toneladas, su longitud de fuselaje ascendería a casi 50 metros, y la envergadura, a 22 metros.
Avances soviéticos
La URSS no disponía de aviones-cohete similares al X-15, por lo cual para el desarrollo de su propio motor hipersónico, que comenzó en la década de los 70, se decidió utilizar los más asequibles misiles antiaéreos. Estos misiles se utilizarían para acelerar el estatorreactor de combustión supersónica (más conocido por su nombre en inglés scramjet) hasta su velocidad operativa mínima.
El 28 de noviembre de 1991, a 10 días de la muerte oficial de la URSS, en el campo de pruebas de Sary Shagan (Kazajistán), se produjeron las primeras pruebas de vuelo del motor hipersónico soviético.
Y el Jolod logró volar. Ya en las primeras pruebas alcanzó una velocidad de 5,6M (6.860 km/h) y una altura récord de 35 kilómetros, comparable al récord mundial del caza supersónico MiG-25. En pruebas posteriores, que tuvieron lugar entre 1991 y 1998, el Jolod alcanzó una velocídad de 6.41M, o 7.400 km/h. Así, los soviéticos, y más tarde los rusos, conquistaron la tecnología hipersónica, destaca Anpilógov.
Mientras tanto, en EEUU
Mientras tanto, los estadounidenses se dieron cuenta de repente de que perseguían ilusiones bellas pero irrealizables. A principios de la década de 1990, el proyecto X-30 fue finalmente enterrado y olvidado.
Durante toda la década de los 90, los estadounidenses comprarona la Rusia ya independiente todos los avances obtenidos con la ayuda del motor hipersónico Jolod. Y resultó que el programa X-43A, que se convirtió en clave para todos los desarrollos posteriores de dispositivos hipersónicos estadounidenses, no se construyó sobre sus propios desarrollos, sino sobre la tecnología de la Unión Soviética y Rusia, concluye el autor del artículo.
Hasta la fecha, EEUU tiene varios desarrollos hipersónicos formales. Sin embargo, no ha habido ningún progreso significativo en ninguno de los programas durante la última década.