Al principio solo fueron compras a los nativos americanos por los colonos británicos y holandeses, entre otros. Pero cuando EEUU alcanzó la independencia de Inglaterra, la práctica de comprar tierras se hizo más usual: entre 1803 y 1917, los estados de EEUU compraron millones de kilómetros cuadrados.
La compra más grande resultó ser la primera: la compra de Luisiana a Francia. El territorio es hogar hoy de 13 estados. Después les vendieron sus tierras los españoles, los rusos, los mexicanos y los daneses, recuerda Akópov.
"Evidentemente no todos se las vendían voluntariamente", opina. "Los mexicanos perdieron la guerra contra EEUU y los 25 millones que obtuvieron a mediados del siglo XIX como pago solo sirvieron para pasar el mal trago. Y España en 1898 vendió a los estados las Filipinas, a la vez que renunciaban a Puerto Rico y a Guam por haber perdido las guerras", señala.
Rusia vendió por voluntad propia Alaska. También por libre voluntad se cerró el último de los grandes tratos, el firmado en 1917 con Copenhague por el que Washington compraba las conocidas hoy como islas Vírgenes por 25 millones de dólares.
"El concepto de soberanía del Estado se va a ir erosionando cada vez más (…) El propio proceso de la globalización estimula el pasar de la gobernanza a nivel estatal a la gobernanza a nivel subestatal: a nivel de uniones regionales y de uniones interestatales", opina, y añade que "quienes estén solos" no sobrevivirán, por lo que tendrán que transferir el poder económico y luego el político a una entidad superior.
En cualquier caso, prosigue, los anglosajones y los franceses no necesitan comprar nada a nadie. Después de que se cayeran sus imperios coloniales quedaron en su poder muchas islas estratégicamente situadas por el globo. Ahora, los estadounidenses poseen una enorme red de bases desde Guantánamo a Okinawa.