El 5 de agosto el presidente de EEUU, Donald Trump, endureció las sanciones contra Venezuela, congelando todas las propiedades de su Gobierno que se encuentren en territorio estadounidense, pertenezcan a personas de EEUU o estén bajo su control, incluidos el Banco Central y la petrolera PDVSA.
"A la manera de un cowboy Washington continúa el terror económico contra Caracas", comentaron en el Ministerio ruso.
Las nuevas medidas EEUU, indicaron, "no tienen justificación jurídica desde el punto de vista del derecho internacional ni el derecho venezolano".
Subrayaron que las restricciones de EEUU "afectan sobre todo los sectores más vulnerables de la población: ancianos, enfermos y niños".
Asimismo, constataron que "la única culpa del pueblo de ese país es que apoya a un líder inconveniente para Washington".
"Rusia llama a renunciar a las sanciones ilegítimas y a las restricciones y barreras políticamente motivadas. Es de urgencia eliminar las barreras económicas y comerciales para el sector social y humanitario en vez de generar nuevas restricciones", destacó la Cancillería rusa.
Indicó que "la política de discriminación" que ejerce la Casa Blanca "desafía a todo el sistema de relaciones internacionales".
"Recordamos que ningún Estado tiene derecho a dictar su voluntad a otros mediante represiones económicas", afirmó el Ministerio de Exteriores ruso.
La Cancillería rusa llamó a "los países que de verdad están interesados en que Venezuela vuelva al camino de prosperidad" a respetar la Carta de la ONU y "contribuir a la búsqueda de las vías de solución política de la crisis en Venezuela".
El 23 de enero el Gobierno de Estados Unidos declaró que desconocía el mandato del presidente venezolano, Nicolás Maduro, y en su lugar reconoció al opositor Juan Guaidó quien se autoproclamó aquel día como presidente encargado del país.