Andréi Stenin decidió dedicarse al periodismo de guerra para descubrir las huellas que los acontecimientos históricos dejaban en las personas. No era indiferente a las emociones ajenas y buscaba inmortalizarlas en sus fotos. La meta de Stenin no consistía en sacar un sinfín de fotos, sino en captar lo más importante e impactante. La maestría con la que el periodista ejercía su trabajo fue altamente apreciada: sus fotografías aparecieron en las mejores agencias de noticias y recibió varios premios de fotoperiodismo, entre ellos el Pictures of the Year International.
Andréi Stenin iba en un vehículo con dos colegas y dos militares hacia la región de Donetsk cuando fueron atacados por francotiradores el 6 de agosto de 2014.
Durante los siguientes 16 días, el país entero estuvo buscando a Andréi Stenin, pero sus restos no fueron encontrados hasta dos semanas después. A veces las autoridades ucranianas aseguraban haberlo detenido por colaboración con los terroristas; otras veces decían que ignoraban la causa de su desaparición. Cuando la verdad salió a la luz, nadie fue condenado.
Andréi Stenin se dedicaba a captar con su cámara acontecimientos de alto riesgo, como revueltas masivas y conflictos militares. Trató de visitar cada rincón del planeta a punto de estallar. Trabajó en Siria, en Egipto y Libia, y las fotos que consiguió hacer se publicaron en las mejores agencias de noticias.