"Para entender la situación económica venezolana hay que buscar salirse de esta película de vaqueros e indios, blanco y negro", afirma Luis Salas Rodríguez, magíster en Sociología, investigador y editor del portal de economía 15yultimo.com. La película se resume en las narrativas que afirman, por un lado, que las dificultades son por culpa del bloqueo y, por el otro, que son por la incapacidad del gobierno.
"El declive económico no empezó después del bloqueo sino antes, pero hay que precisar dos cosas. En primer lugar, que el bloqueo es una escalada en el proceso de ataque contra la economía venezolana que viene desde 2013, e incluso desde la época de (Hugo) Chávez. No de manera descubierta como a partir del decreto de Barack Obama contra el país en 2015 y las medidas que se empezaron a aplicar, sino a través de ataques a la moneda, que eran parte de una estrategia de un ataque económico", explica Salas.
En segundo lugar, señala la caída de los precios petroleros causados por el fracking, dirigido, en gran parte, por EEUU. "El fracking fue un ataque directo por la vía de aumentar la oferta por parte de EEUU para inundar el mercado, hacer bajar los precios particularmente de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), que había logrado desde el año 2000, cuando Chávez la reúne de nuevo, tener la hegemonía del mercado mundial".
El bloqueo, declarado de forma abierta a partir de 2017, fue el paso más elevado del ataque que llevaba años. Ante eso el Gobierno tomó una serie de medidas económicas que Salas califica de contradictorias.
El director de 15yultimo.com señala tres dimensiones principales. La primera fue la política de "pagar deuda para hacer bajar el riesgo país y contentar los mercados internacionales", que llegó al desembolso de 80.000 millones de dólares entre 2013 y 2017. Los objetivos no fueron alcanzados, lo que "colocó al gobierno en una situación mucho más complicada para poder negociar".
La segunda dimensión es la caída de la producción petrolera, "en parte por el bloqueo, pero también por problemas internos". Por último, señala un giro en la estrategia económica del Gobierno a partir del 2018: "se propuso cambiar pilares fundamentales, y lo ha venido haciendo hacia algo endeble que no ha dado resultados", asegura.
El impacto en números
El Banco Central de Venezuela (BCV) publicó recientemente números sobre algunos de los principales indicadores de la economía que evidencian el impacto de la combinación del ataque externo y los problemas internos. Según Salas, el dato más relevante es la caída del Producto Interno Bruto (PIB) desde 2014 hasta el tercer trimestre de 2018 —los números de esa fecha hasta la actualidad aún no han sido publicados—.
"De 2014 a 2018 la economía venezolana se redujo a la mitad de lo que era en 2012/2013. Es una caída del PIB que es equivalente a los países en guerra abierta, caso Sudán, Libia, Siria. Estamos hablando de que la economía venezolana retrocedió al PIB de hace 20 años con ocho millones de personas más", subraya Salas.
"Explica muchas de las cosas que están pasando, por ejemplo, la emigración, porque al país reducir su capacidad de producir riqueza también está expulsando una población sobrante".
El BCV publicó a su vez cifras de la inflación, uno de los temas más debatidos en Venezuela. En ellas se puede ver la evolución del aumento de los precios, la aparición de la hiperinflación a partir de finales de 2017, seguido del plan anunciado por el Gobierno en agosto de 2018 y sus repercusiones: una de ellas ha sido la disminución de la inflación en los últimos meses de este año.
"Ha tenido éxito en desestimular el ritmo de crecimiento de los precios, pero el problema ha sido el costo de esa política porque en línea general la estrategia antiinflacionaria ha sido una terapia de contracción monetaria y de la actividad económica muy marcada. Se desinfló el poder adquisitivo de los trabajadores, el gasto del Estado se redujo en términos nominales y reales", analiza Salas.
Perspectivas
El debate sobre las perspectivas de la economía venezolana no puede plantearse por fuera del conflicto político y sus principales variables: el bloqueo económico y financiero conducido por EEUU como intento de asfixia y quiebre social, el actual intento de derrocamiento del Gobierno a través de una combinación de asaltos, los procesos de negociación en curso donde el gobierno ha dicho que en su pliego de demandas está el retiro del bloqueo.
"Las principales afectaciones del bloqueo se van a empezar a sentir en el segundo semestre. Por ejemplo, está la prohibición de vuelos de EEUU a Venezuela, no solo de personas sino de cargas, que puede hacer que algunos abastecimientos ya no se hagan o se deba triangular por otros países, lo que aumenta los costos", explica el director del portal de economía.
Otro ejemplo es el vencimiento el 27 de julio de la exención que tiene la empresa petrolera Chevron para operar en Venezuela. Aún no se sabe si EEUU negará el permiso en una apuesta por redoblar el intento de colapso económico, o si, por el contrario, optará por dejar la empresa en el país para no permitir un nuevo avance de sus competidores estratégicos, China y Rusia.
La dimensión petrolera es clave para pensar las perspectivas de mejoramiento de la economía nacional. "Creo que la única posibilidad real de revertir la tendencia es reactivando la industria petrolera, el único sector con ventaja competitiva que tiene Venezuela y que puede darle resultados en el corto plazo con un efecto multiplicador", explica Salas.
"Suponiendo que el mercado asiático se presente como alternativa a las exportaciones a las que se dirigían al mercado norteamericano, lo cierto es que, con los niveles de producción actual, así se abra ese mercado, no se tiene posibilidad de abastecerlo porque según el último informe de la OPEP estás produciendo 700.000 barriles diarios". Aumentar los niveles de producción es clave, en particular si se toma en cuenta que esa industria aporta 95% de las divisas entrantes al país. Significa sortear las tramas del bloqueo y corregir errores internos.
Las investigaciones realizadas por Luis Salas no permiten proyectar una recuperación sobre la base de la capacidad productiva y exportadora de los sectores privados, a quienes, explica, el Gobierno ha dado facilidades en los últimos años.
"Hay un problema de fondo, político, para dirigir un proceso de recuperación económica está quién lo financia. Las propuestas de la oposición por ningún lado dicen que el sector privado va a financiar el desarrollo en Venezuela, incluso asumiendo que según el FMI los privados en Venezuela tienen cerca de 400.000 millones de dólares depositados en cuentas en el exterior, se habla de organismos internacionales, bien sea banca privada, FMI, lo cual supone procesos de privatizaciones, particularmente de la industria petrolera".
En la economía venezolana está condensada un nudo estratégico del conflicto. Tanto para la viabilidad del proyecto bolivariano, como para la estrategia de derrocamiento, revancha y despedazamiento del país que ha diseñado EEUU con sus aliados locales.